Los defensores de esos tribunales de arbitraje celebran la posibilidad de apelar a nivel internacional. Así, los inversores evitan acudir a tribunales, quizás parciales, del estado denunciado. Sus detractores, entre ellos el gobierno alemán, consideran innecesarios este tipo de acuerdos entre estados de derecho. Aquí los tribunales de arbitraje se convirtieron en noticia después de que el consorcio energético Vattenfall demandara al estado alemán por abandonar la energía nuclear. La compañía sueca reclamó daños y perjuicios por valor de 3.500 millones de euros ante el tribunal de arbitraje del Banco Mundial en Washington. Los costes procesales son enormes. El proceso ha costado ya más de un millón de euros al contribuyente alemán. Los críticos consideran esos procedimientos opacos y caros. Joachim Eggers ha hablado con beneficiarios y críticos.