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Tras los traficantes de personas en las fronteras de la UE

Sven Pöhle (RML)2 de mayo de 2015

Por agua, por mar, con papeles falsos o sin papeles. El tráfico de personas es un negocio sucio, a veces mortal, pero lucrativo. ¿Qué sabe y que puede hacer la policía?

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Imagen: picture-alliance/dpa/dpaweb

Mes tras mes aumenta la cifra de refugiados que intenta llegar a Europa. Son cientos al día. No pocas veces al costo de sus propias vidas. Las autoridades alemanas observan una clara tendencia: el negocio de los traficantes de personas florece.

Muchos políticos alemanes abogan por perseguir a los traficantes. Hay que "ponerle fin al contrabando de personas", ha dicho el presidente federal Joachim Gauck. De "arremeter contra las organizaciones contrabandistas", habla el ministro de Exteriores socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier. Su jefe de partido, Sigmar Gabriel, exige un esfuerzo internacional contra las bandas traficantes de personas.

Agencias criminales de viajes

¿Pero quienes son las "bandas traficantes"? ¿Cómo operan y cómo se pueden combatir? "Los movimientos de tráfico de personas en el Mediterráneo se realizan casi exclusivamente por afán de lucro de los traficantes", asegura el superintendente de la Policía Markus Pfau. Este agente alemán ha escrito un libro sobre tráfico de personas y estrategias de intervención policial. "Estos grupos criminales, si lo creen necesario, afectarán seriamente la integridad física de los migrantes, hasta llegar incluso a su muerte", agrega.

Algunos traficantes se anuncian incluso como "agentes de viaje". Según la agencia de control de fronteras de la Unión Europea, Frontex, algunos llegan incluso a ofrecer sus servicios por Internet: Un usuario de Facebookde Turquía se promueve como "Turkish Smuggler" (contrabandista turco) para viajes "a cualquier país de Europa". Los precios varían entre 3000 y 7000 euros. Los niños menores de ocho años no paganAlgunos incluso ofrecen una especie de garantía, dice Markus Pfau, según la cual, supuestamente, quien sea atrapado y deportado por la policía, podrá volver a viajar hasta que logre asegurar su permanencia.

De un coyote a otro

En Alemania, la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) emite informes periódicos sobre el tráfico de personas. Según la BKA alrededor del 90 por ciento de los refugiados acude a los servicios de traficantes. Pero no existe una mafia jerárquicamente organizada del que pueda identificarse un jefe, que organice, lleve a cabo y cobre por el viaje desde el lugar de origen al de destino. Se trata más bien de redes pequeñas, con una clara división de funciones, que llevan a los refugiados por etapas hasta su destino. Como en una empresa, existen otras “empresas subcontratadas”, que se ocupan de determinadas etapas del proceso, dice Markus Pfau. Así reducen el riesgo de poder ser llevados ante la justicia, de que sus estructuras sean identificables y demostrables.

Las ganancias, sin embargo, son considerables. Los más poderosos de la cadena cobran hasta 30.000 US dólares por el traslado de una sola persona desde su país de origen hasta Europa, detalla Pfau. En botes de hasta 900 refugiados logran llegar a sumas millonarias incluso con aportes más reducidos por persona. La división de funciones dificulta el seguimiento del flujo de dinero, que además ocurre principalmente en efectivo, por parte de los investigadores.

Otros detalles sobre los traficantes se obtienen, si acaso a cuentagotas y a mucha insistencia, de los refugiados. Pero muchos de ellos agradecen a los traficantes su "servicio", escribe el italiano Giampaolo Musumeci en su libro "Confesiones de un traficante". La BKA y la policía reportan además sobre un "tráfico étnico": O sea, traficantes de Eritrea ayudan a sus coterráneos, los de Somalia a los suyos. Refugiados que ya viven en Europa apoyan a familiares y amigos en la organización y realización de sus viajes. Se trata de una relación de confianza difícil de romper por los investigadores europeos.

La UE interviene donde empiezan sus fronteras: botes de la guardia costera italiana frente a Lampedusa.
La UE interviene donde empiezan sus fronteras: botes de la guardia costera italiana frente a Lampedusa.Imagen: Getty Images/Tullio M. Puglia

Causas y síntomas

"La identificación y destape de bandas de traficantes, que se benefician de la desesperación y esperanzas de sus víctimas inocentes no es un problema que Europa pueda resolver sola", advertía recientemente Jürgen Stock, secretario general de la Organización Internacional de Policía criminal en una nota de prensa. "Es necesaria la estrecha cooperación policial, a nivel nacional e internacional", respondió también por escrito la BKA a DW.

Sin embargo, "la cooperación policial internacional para el combate al tráfico de personas es sobre todo intraeuropea", señala Markus Pfau. "Tan pronto como (la investigación) se sale del ámbito europeo, se complica, incluso en países de origen o de tránsito con sistemas políticos que funcionan, pero que, por ejemplo, no cuentan con convenios de asistencia judicial", explica. "Decisivo para el futuro es la consolidación política y económica de los Estados de origen", escribe la BKA. Pero de eso se ocupan otros. Sobre todo, los políticos.