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DSK: reputación destruida

24 de agosto de 2011

Los cargos de violación y subsiguiente liberación de Domique Strauss-Kahn y la situación de Libia son los principales temas que ocupan la prensa europea de hoy.

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Dominique Strauss-KahnImagen: dapd

Le Monde, de París: “Para Dominique Strauss-Kahn ha sido una lección implacable. El incidente le ha obligado a renunciar a su puesto como director del FMI prematuramente y bajo deshonrosas circunstancias. Ha frustrado definitivamente su candidatura a las elecciones presidenciales de 2012. Y ha mostrado abiertamente al mundo aspectos de su personalidad, sus relaciones con las mujeres y con el dinero. Al igual que la mayoría de los políticos franceses, pensó que se encontraba protegido por la sólida tradición del respeto a la esfera privada. El remolino mediático ha jugado sin duda un papel fundamental en la caída de Strauss-Kahn. Desde ambos lados del Atlántico, por desgracia, no faltan ejemplos de este tipo de tropiezos. Al igual que en el caso de Bill Clinton, cuya presidencia se vio enturbiada por su relación con Mónica Lewinsky, es ahora Strauss-Kahn víctima ante todo de su propia imprudencia.”

El estado de derecho no juzga la verdad, sino sólo lo que se puede probar”

Stuttgarter Zeitung, de Stuttgart: “Strauss-Kahn pronto ya no tendrá nada más que temer de la justicia de Estados Unidos, pero no sólo su reputación, sino su existencia laboral entera ha sido destruida. Este es un hecho, aún cuando este hombre haya caído de forma más suave que la mayoría de los que se han visto en situaciones similares. Los que están en contra de prejuzgar deben ahora luchar con la misma determinación en contra de una condena a posteriori a la mujer que acusó al poderoso hombre de violación. El estado de derecho no juzga la verdad, sino sólo lo que se puede probar. A menudo, esto conlleva más injusticia. Es algo con lo que debemos conformarnos. Cualquier otra alternativa sería aún peor.”

A Obama no le gusta el apodo de "presidente de la guerra

La Stampa, de Turín:  “Tras la muerte al jefe terrorista Osama bin Laden en Paquistán, y estando el gobernante libio Muammar al Gadafi ante su caída, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha puesto sus ojos en el caso de Baschar al Assad, en Siria. No obstante, a la Casa Blanca no le gusta el apodo de “presidente de la guerra”, y procura evitar hablar de “misiones cumplidas”. Presenta teorías sobre un papel de liderazgo estadounidense en el mundo ejercido “desde el asiento de atrás”. Pero esto no cambia nada en el hecho de que desde Abbottabad, en Paquistán, hasta Trípoli y Damasco, está tomando forma una “doctrina Obama” dirigida contra déspotas y dictadores.”

“En definitiva, nadie sabe realmente cómo será el nuevo gobierno de Libia”

Die Presse, de Viena: “La revolución política en Libia es observada en Europa con una mezcla de satisfacción y tensión. En definitiva, nadie sabe realmente cómo será el nuevo gobierno de Libia, cómo piensa y, sobre todo, qué será a partir de ahora de las relaciones comerciales que se han mantenido durante años. ¿Expulsarán los futuros gobernantes del país a todas las compañías que tenían relaciones de fiel amistad con el antiguo régimen, mientras aquellos que apoyaron la desigual lucha de los insurgentes contra las inicialmente poderosas fuerzas armadas de la familia Gadafi son generosamente recompensados? Son especialmente llamativos los esfuerzos en numerosas cancillerías y sedes empresariales europeas por cortar lazos lo más rápidamente posible con cada cruel villano al que durante tanto se aceptó como interlocutor.”

Autora: Lydia Aranda Barandiain / dpa
Editora: Emilia Rojas Sasse