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Stalking: entre el afecto y el crimen

Mirra Banchón18 de marzo de 2005

El stalking, hostigamiento o acecho es un fenómeno más difundido y más peligroso de lo que se piensa, sin embargo en Alemania todavía no está penado por la ley.

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Entre la pasión y la demenciaImagen: DPA

Un doce por ciento de la población alemana ha sufrido alguna vez en carne propia el fenómeno denominado stalking o acecho. Aunque hay diversas maneras de definirlo, y de poner la línea divisoria entre el bien y el mal, el factor común es la pertinacia con la que se busca el contacto con la otra persona. Este hostigamiento sistemático puede –y de no ser detenido a tiempo- suele llegar a la violencia.

Die Bronzefigur "Ad Astra" bedroht den Mond
Imagen: AP

Contrariamente a lo que sucede en Estados Unidos, Bélgica, Inglaterra u Holanda -donde es un delito penado por la ley-, en Alemania la policía sólo toma cartas en el asunto cuando las cosas llegan a este último grado: mientras no exista una acción criminal, de acuerdo a la legislación vigente, no debe intervenir. Un cuarenta por ciento de los acechados ha buscado en vano apoyo de las autoridades. "Pero alégrese, tiene un admirador", puede ser la respuesta que escuche una víctima de acecho. Sin embargo, no cabe lugar a dudas que el stalking es un fenómeno de alto riesgo, que se ha agudizado en los últimos años, atizado por los medios de comunicación electrónicos.

Comprobadamente peligroso

Antonio Gades gestorben
"O mía, o de nadie": el camino de la pasión al crimenImagen: dpa

Al respecto, la Universidad Técnica de Darmstadt ha publicado recientemente un estudio para el ámbito alemán, para el cual fueron encuestados 550 víctimas y 100 acechadores. En el 91 por ciento de los casos, entre ambos ha habido algún tipo de relación. La duración promedio del acecho supera los dos años. También hay un perfil más o menos claro del acechador clásico: mayoritariamente se trata de la ex pareja y, por lo general, es el hombre. En un 55 por ciento de los casos, el hostigador posee un título de bachiller o universitario, e incluso está consciente de la insensatez de su acoso. Y sin embargo continúa en su empeño, porque está convencido de que tal relación está inscrita en su destino o porque se siente obligado a cuidar del ser "amado".

Hasta aquí todo evocaría más bien la inocuidad del enamorado romántico. Sin embargo, el acechador real dista en mucho del galán que espera pacientemente en la calle con la sola esperanza de ver a su dama: en un 40 por ciento de los casos, la víctima tiene razones para temer por su seguridad física, pues el hostigador suele llegar a la violencia. Por otro lado, el 92 por ciento de las víctimas declara sufrir de estados de pánico e insomnio, que duran aún después del período de acecho.

Sin restricciones de fama

Steffi Graf erneut schwanger - Steffie Graf mit ihrem 1. Baby
El admirador de Steffie Graf, por querer protegerla, agredió a su contrincante.Imagen: AP

Si bien el stalking admite subrúbricas tales como el acecho de gente famosa -como es el caso del asesino de John Lennon o del fanático admirador de Steffie Graf que acuchilló a Monica Seles-, en la mayoría de los casos en que el amor atravesó el umbral de la demencia se ve involucrado cualquier común mortal. Así fue el reciente caso de una mujer en la ciudad de Bremen que fue asesinada por su ex marido, aunque había habido una denuncia previa ante la policía.

Para permitir que las autoridades puedan actuar antes de que medie la sangre, el Bundesrat alemán debatió y aprobó hoy un proyecto de ley que penaliza el acecho y lo define así: "quien asedie a una persona persistentemente hasta tal punto de incidir en la configuración de su existencia puede ser multado o penalizado con hasta tres años de cárcel". Tanto la ministra federal de Justicia, Brigitte Zypries, como organizaciones humanitarias han resaltado la importancia y urgencia de su aprobación por el Bundestag. Lamentable es sólo que bajo esta luz más de un enamorado literario palidece y se transforma de un entregado galán consumido por el fuego de la pasión en un demente y amenazante hostigador.