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HistoriaRuanda

Ruanda conmemora 30 años del genocidio de tutsis

Isaac Mugabi
7 de abril de 2024

Casi 1 millón de tutsis y hutus moderados fueron asesinados en Ruanda. Las cicatrices en los cuerpos de los sobrevivientes recuerdan a los ruandeses las matanzas. También queda un trauma profundo.

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Imagen: SIMON MAINA/AFP

Más de un millón de personas (en su mayoría del grupo étnico minoritario tutsi, pero también moderados de la mayoría hutu que intentaron proteger a los tutsis) fueron asesinadas sistemáticamente por extremistas hutus durante una ola de asesinatos de 100 días que comenzó el 7 de abril de 1994.

"Nunca olvidaremos a las víctimas de este genocidio", dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres esta semana. "Tampoco olvidaremos jamás la valentía y la resistencia de quienes sobrevivieron", agregó.

"Podía escuchar los gritos de mis hermanas"

Freddy Mutanguha, un tutsi, es uno de los supervivientes. Tenía 18 años en el momento del genocidio y se encontraba de vacaciones escolares en su pueblo natal de Mushubati, en Kibuye, una ciudad a unos 130 kilómetros de la capital de Ruanda, Kigali.

Los extremistas hutus habían estado persiguiendo a jóvenes que sospechaban que simpatizaban con el Frente Patriótico Ruandés, un grupo rebelde principalmente tutsi liderado por Paul Kagame, ahora presidente de Ruanda.

Temiendo lo peor para su hijo, la madre de Mutanguha le aconsejó que se escondiera en la casa de un excompañero de clase hutu.

Su familia, que estaba en un lugar cercano, se mantuvo con vida sobornando a un grupo de extremistas hutus con dinero y alcohol. Pero el 14 de abril, se quedaron sin dinero y los extremistas asesinaron a los padres de Mutanguha y a cuatro de sus hermanas, de 4, 6, 11 y 13 años. Sólo su hermana Rosette logró escapar.

"Podía escuchar los gritos de mis hermanas mientras las mataban sin piedad. "Las tiraron en un hoyo cercano. Algunas todavía estaban vivas y las remataron a piedras. A mis padres los mataron a machetazos", comentó Mutanguha a DW.

Mutanguha permaneció en su escondite porque los asesinos también lo buscaban a él.

Difícil proceso de sanación para los sobrevivientes

"Los perpetradores no suelen decir toda la verdad, lo que supone un revés para los esfuerzos de reconciliación y es inquietante para los sobrevivientes", afirmó Mutanguha.

También explicó que uno de los asesinos de su familia ocultó considerable información. "Fue puesto en libertad después de cumplir 15 años de los 25 a los que había sido condenado sólo por la poca información que compartió con los fiscales", dijo. "Tenemos que vivir con ello después de todo, nuestros seres queridos nunca volverán", lamentó.

Sin embargo, Mutanguha reconoció que Ruanda ha logrado avances significativos en la reconciliación.

"Vivimos en paz, pero la reconciliación aún es escasa"

La crítica más destacada del presidente Kagame, la líder de la oposición Victoire Ingabire, calificó la reconciliación como un sueño inverosímil. "Todavía hay muchos refugiados ruandeses, especialmente en los países vecinos, que deben ser repatriados para que se produzca una reconciliación genuina", dijo en un mensaje de Año Nuevo en el canal de YouTube de su partido.

"Vivimos en paz, pero la reconciliación aún es escasa y existe una profunda desconfianza entre los ruandeses", afirmó Ingabire. "El gobierno de Ruanda también está preocupado por los refugiados en los países vecinos que optaron por tomar las armas y luchar. Este problema nunca terminará a menos que nosotros, los que estamos dentro del país, nos unamos y reconciliemos primero", sostuvo.

Reconstruir vidas y restaurar la esperanza

Ha habido multitud de esfuerzos, tanto por parte del gobierno, como la sociedad civil y los ciudadanos communes, para ir más allá de una ideología de genocidio, pero no todos han tenido el cambio de opinión necesario para un acercamiento.

Los clubes y asociaciones de diálogo semanal a nivel comunitario, donde la gente debate sobre conflictos pasados y presentes, han sido esenciales para ayudar a los ruandeses a sanar y avanzar positivamente.

Phil Clark, profesor de Política Internacional en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres dijo que la situación es mucho más positiva hoy que hace cinco o 10 años. Pero, "la mayoría de los ruandeses con los que hablo dicen que todavía queda un largo camino por recorrer".

Mutanguha indicó que era importante que el genocidio de Ruanda se conmemorara en todo el mundo. "Recordar lo que ocurrió en Ruanda hace 30 años no debería ser algo para los tutsis que sobrevivieron al genocidio, sino para que todo el mundo aprenda de él, porque fue un crimen contra la humanidad", expresó. (rr/ct)