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Relevo en la diplomacia francesa

Emilia Rojas1 de abril de 2004

El pragmático Michel Barnier reemplaza al carismático Domique de Villepin en la cartera de Relaciones Exteriores francesa. ¿Qué efectos surtirá ese cambio en la política europea?

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París sigue apostando por la integración europea.Imagen: Illuscope

Pocas veces un nuevo gabinete había recibido tan malas notas antes de haber movido un dedo. La prensa francesa ve en la reestructuración del gobierno una maniobra del Presidente Jacques Chirac para ganar tiempo, sin tomar realmente en cuenta el bofetón que le propinó el electorado a su política en las pasadas elecciones regionales. En efecto, son las mismas figuras de antes las que aparecen ahora en otras posiciones. Con una importante excepción: la de Michel Barnier, quien reemplaza a Dominique de Villepin a la cabeza del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Trayectoria en Bruselas

Algunos diplomáticos lloran, más o menos abiertamente, la partida de Villepin a la cartera del Interior. En la esfera mundial de seguro hará falta su lúcida oratoria y la convicción con que defendió a cabalidad los principios fundamentales del derecho internacional, en la crítica etapa de la guerra contra Irak. De su sucesor no cabe esperar tanta vehemencia, sino más bien una postura pragmática ante Estados Unidos. Pero de ello no debe desprenderse que sea una figura menos resoluta. En su calidad de Comisario europeo responsable de la política regional, Barnier administró el segundo mayor presupuesto de la UE. Y lo hizo sin aspavientos, con la eficiencia de un experto que no desea llamar la atención.

Su partida supondrá un debilitamiento para la Comisión de Bruselas, no sólo porque dejará de contar con una figura capaz, sino porque Barnier ya es el tercero que anuncia su retirada. El comisario de asuntos monetarios, Pedro Solbes, abandonará el barco para convertirse en ministro del nuevo gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero, en España. Y el propio presidente de la Comisión, Romano Prodi, ha anunciado ya su intención de cambiar de ruedo cuando acabe su período, para ponerse al frente de la izquierda italiana.

Europeísta por convicción

No obstante, desde su nuevo cargo en París, Barnier de seguro seguirá impulsando la integración del viejo continente. Credenciales europeístas no le faltan. De hecho, tuvo un papel destacado en la redacción del borrador para la Constitución europea y abogó por la renuncia al derecho nacional a veto en los mecanismos de toma de decisión de la UE. Por si quedara alguna duda, antes de asumir la jefatura de la diplomacia parisina, aseguró que la política europea será uno de los aspectos centrales de su gestión.

También hay más de un buen augurio para las relaciones entre París y Berlín. Barnier conoce bastante de Alemania y ha tenido mucho contacto con este país en los últimos años. Por ejemplo, fue uno de las primeras autoridades comunitarias en acudir a las zonas germano orientales afectadas por las inundaciones de agosto del 2002, y fue quien organizó el fondo especial para catástrofes, creado tras ese desastre natural. Los alemanes están ciertos de que contarán con un buen amigo en Francia. Y la Unión Europea también.