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Pyongyang: apertura sin reformas

DW-WORLD5 de octubre de 2007

Escépticos se muestran los editoriales de la prensa europea en cuanto a las posibilidades de democratización en Corea del Norte, pese a las señales de acercamiento hacia el vecino del sur.

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Kim Jong II: decidido a perpetuar su régimen.Imagen: dpa

Frankfurter Allgemeine Zeitung, de Fráncfort del Meno: “¿En qué medida puede el régimen estalinista abrir las compuertas sin poner en peligro su poder? Los surcoreanos se alegrarán de cualquier oportunidad de entablar contacto con sus compatriotas del norte y éstos, a su vez, percibirán cada posibilidad de cooperación económica como una mejora existencial... siempre y cuando se los permitan. Nadie sabe si a partir de ese punto se pondrán en marcha procesos que puedan poner en aprietos al régimen. Kim Jong Il tratará en todo caso de impedirlo e intentará utilizar una apertura controlada para estabilizar su estructura de poder. Su aparato de control aún funciona”.

El ejemplo de China

Kurier, de Viena: “Tras más de 50 años de estado de guerra (formal), los enemistados hermanos de Corea del Norte y del Sur se encaminan hacia un tratado de paz. (...) Tras los deseos norcoreanos de acercamiento al sur se esconde la mera necesidad. El régimen sólo se sostiene económicamente gracias a la generosa ayuda y a las inversiones del sur, estrictamente controladas por Pyongyang. Por eso sólo se tolera el mínimo apoyo exterior imprescindible para no poner en peligro el propio sistema. Pero, aunque no sea el deseo de reformas lo que impulsa a la cúpula de Corea del Norte, el régimen de Pyongyang se ha movido. También lo ha empujado a ello el gran hermano, China, que da el ejemplo a su pequeño vecino: un país puede abrirse totalmente en lo económico, sin permitir reformas políticas.”

Igual que hace una década

De Morgen, de Bruselas: “No hace ni un año desde que Corea del Norte llevó a cabo un pequeño ensayo nuclear, a consecuencia del cual entraron en vigor sanciones internacionales que afectaron seriamente al país. Mediante el nuevo acuerdo, Corea del Norte se coloca otra vez en la misma situación de hace 10 años, cuando Kim Jong Il asumió el poder a la muerte de su padre. En esa oportunidad, Corea del Norte congeló su programa nuclear a cambio de ayuda”.

Largo camino hacia la paz

Basler Zeitung, de Basilea: “Para un tratado de paz se requiere también la firma (...) del presidente de Estados Unidos. Sólo George Bush o su sucesor podrán satisfacer el deseo del régimen norcoreano de obtener el reconocimiento internacional, ligado a garantías de seguridad y al término de las sanciones comerciales y financieras. (...) Sólo podrá haber inversiones a gran escala después de un acuerdo con Washington. Bush está dispuesto a negociar, con la condición de que Kim entierre sus planes atómicos y desbarate sus bombas. (...) Kim y Bush siguen jugando a ganar tiempo. Todavía queda un largo camino para alcanzar la paz en Corea.”