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La diferencia es que mientras que la primera vez su familia tuvo que reunir el dinero para cubrir los gastos y ahora ha sido el Estado quien ha pagado la fecundación. Se trata de un importante cambio legislativo en un país ultracatólico como es Polonia, donde algunos sacerdotes se niegan a bautizar a los bebés probeta. Sin embargo, la fecundación in vitro es legal allí desde 1987. Desde hace poco el Estado financia incluso una parte de los gastos de esta técnica reproductiva.