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Pobres rubias...

24 de octubre de 2003

Blanco predilecto de los chistes, las rubias constituyen un grupo aparte en el género femenino. Un sicólogo alemán se dedicó a estudiar los estereotipos que se imponen a la hora de las risas.

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Claudia Schiffer no tiene postgrado en física cuántica.Imagen: AP

"¿Cómo muere una célula gris de una rubia? Sola." Otro: ¿Qué dice la rubia cuando su ginecólogo le anuncia que está embarazada? Doctor ¿está seguro de que es mío? Chistes como éstos hacen reír de buena gana a las morenas y, por supuesto, a los hombres, cualquiera sea la pigmentación de su cabellera. Y, aunque todo el mundo pareciera haberse confabulado para hacer escarnio de las rubias, lo cierto es que el fenómeno no se da por parejo en el planeta. Si la lógica no falla, cabe pensar que los esquimales, por ejemplo, buscan otras víctimas más propicias para dar rienda suelta a su humor en sus tertulias de iglú. Tampoco los chinos se ensañan con las rubias, que prácticamente no se ven por esos lares.

Seriedad ante todo

En América Latina, donde tampoco abundan los cabellos rubios (naturales), los galantes varones prefieren atribuir las características clásicas de candidez o franca estupidez a otros grupos, como los gallegos (apelativo extensible a todo peninsular) o a comunidades regionales de cada país. Cierto es que también existe el cliché de la rubia boba y, buscando chistes al respecto en Yahoo, se encuentran más de 30 mil entradas. Pero un par de miles más son las que pueden hallarse en idioma alemán. Alemania, privilegiada en cuanto a la densidad de cabello rubio, es terreno fértil para el humor a costa de ellas.

El sicólogo Arnold Hinz, del Instituto Pedagógico de Ludwigsburg, se ha dedicado a estudiar -muy en serio- la imagen de hombres y mujeres que transmiten los chistes. Son, ciertamente, estereotipos dirigidos a provocar hilaridad, pero también denotan aspectos de la sociedad en que circulan. Tras haber buscado en publicaciones varias y en internet, fuente inagotable de material jocoso, recopiló cerca de 2000 chistes, 586 de ellos referidos al particular grupo de las rubias.

Sexo y neuronas

La clave principal en ellos es la estupidez y el comportamiento sexual. Concretamente se las presenta como ninfómanas o al menos muy proclives a las aventuras amorosas. De más está decir que son perfectamente incapaces de estacionar un automóvil. En cuanto al resto de las mujeres, las caricaturizaciones tienden a ensañarse con su apariencia o con su esclavización doméstica.

En el caso de los hombres, los chistes que los tienen por protagonistas no suelen aludir tanto a su aspecto físico, sino más bien a atributos de carácter o a conductas determinadas. También el sexo o, mejor dicho, la carencia de habilidades para practicarlo, ofrece un amplio repertorio. Como botón de muestra, un diálogo de pareja, a la mañana siguiente. "Ella: dime,¿a qué te dedicas? El: soy médico anestesista. Ella: lo supuse, porque no sentí nada".