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Paolo Guerrero tiene miedo de volar

29 de enero de 2010

El delantero del Hamburgo tiene miedo a volar. Ya van cinco intentos frustrados de emprender el regreso a Alemania que han terminado en el aeropuerto de Lima, mientras tanto el club hace acopio de paciencia.

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El jugador peruano del Hamburgo, Paolo Guerrero.Imagen: picture alliance/dpa

Las directivas y el cuerpo técnico del Hamburgo se han tomado en serio la aerofobia –nombre que en la sicología recibe el miedo a volar- de Paolo Guerrero, y desde que conocieron del problema optaron por darle tiempo al peruano, no presionándolo para que se reintegre al equipo que actualmente ocupa la quinta posición de la Bundesliga.

De todas formas, tampoco se ha dejado de comentar con cierto humor lo que está viviendo Guerrero, un jugador conocido por su ánimo jovial y por ser amigo de las bromas y las excentricidades. El magazín futbolístico 11 Freunde, uno de los más leídos en Alemania, creó en su edición de Internet un ficticio diario de viaje del regreso (en barco) del atacante, en el que confiesa “soy como Mario Baracus, el de la serie de televisión Los Magníficos [A Team]”.

A Baracus, un musculoso gigante personificado por Mr. T, lo narcotizaban -en la serie- cada vez que tenía que viajar en avión, pues el pánico a volar lo tornaba agresivo.

Viajes truncados

En total, Guerrero ha intentado en cinco ocasiones, entre el 4 y el 26 de enero, abandonar Lima, pero a último minuto abortó el viaje, principalmente por el miedo a despegar del suelo. La primera tentativa debería haber sido un trayecto corto con destino a los Estados Unidos, donde tenía que someterse a una evaluación del progreso hecho en el tratamiento de la lesión que desde septiembre lo margina de la actividad futbolística.

El peruano se bajó del avión, y lo mismo hizo una semana después. El Hamburgo tomó entonces la decisión de enviar a Lima a uno de sus funcionarios, el gerente del equipo Marinus Bester, para que apoyara a Guerrero y estuviera con él en estos difíciles momentos, ofreciéndole compañía; juntos debían regresar a Alemania.

La presencia de Bester, sin embargo, no produjo ningún efecto positivo; Guerrero llegó con él al aeropuerto de Lima pero una vez en el aparato –según relató el funcionario del Hamburgo a la prensa alemana- el futbolista “se sentó, puso su cabeza entre las rodillas y estaba tan nervioso que casi ni podía respirar. La azafata y el piloto hablaron con él y, al final, tuvo que descender”.

Mientras el funcionario del Hamburgo aterrizaba solo en Alemania, el jugador volvía a intentar, sin suerte, emprender el viaje. En la siguiente ocasión, Guerrero ni siquiera se acercó al avión y su trayecto terminó en la sala de espera del aeropuerto en Lima; en la última, en la noche de este martes, la aerofobia no fue la responsable del fracasado vuelo, sino que esta vez le faltaba una visa válida para Alemania a Martín Rojas, primo y acompañante del delantero peruano.

¿Y ahora qué?

El club de fútbol alemán ha contemplado la necesidad de enviar a un psicólogo a Lima para que se ocupe del caso de Guerrero y trabaje con él en la lucha contra su fobia. Lo que definitivamente se ha descartado es un posible viaje a Alemania en barco, pues éste duraría por lo menos tres semanas, y durante ese tiempo el delantero peruano no podría realizar los trabajos de recuperación necesarios para volver pronto a jugar.

Lo que en estos momentos está claro, es que la negociación de un nuevo contrato entre Guerrero y el Hamburgo (el actual vence este verano), ha tomado una nueva dimensión. El club ha anunciado su voluntad de conservar al peruano, pero un jugador con aerofobia en un equipo que vuela a todos sus partidos de visitante –y en cuyo reemplazo se contrató a una figura internacional de la talla de Ruud van Nistelrooy- tiene opciones limitadas de imponer sus condiciones: cuatro millones de euros como salario anual.

Autor: Daniel Martínez

Editora: Luna Bolívar Manaut