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A través de páginas anónimas de Internet el partido de Wilders toca la fibra sensible. Después de pocos días llegaron más de 30.000 mensajes en los que los neerlandeses denunciaban, supuestamente, malas experiencias con europeos del este. La Comisión Europea ha criticado duramente esta página. Las embajadas de Europa del este han protestado contra esta humillante marginación. Una situación comprometida para el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, que depende de la buena relación con Wilders y hasta ahora no ha querido comentar el controvertido portal.