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Opinión: en China, uno decide por mil millones

Philipp Bilsky
20 de marzo de 2018

La sesión anual del Parlamento chino llegó a su fin. En las últimas dos semanas se tomaron decisiones históricas que tendrán un impacto en el futuro del país, opina Philipp Bilsky.

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China Präsident Xi einstimmig im Amt bestätigt
Imagen: Reuters/Jason Lee

Fue una de las conferencias más largas del Congreso en los últimos años. Más de dos semanas estuvieron sesionando los parlamentarios en Pekín. Aun así la agenda de temas pendientes sigue siendo muy larga. No por nada los miembros de este pseudoparlamento han dejado dormir durante años, por ejemplo, la completa reestructuración del aparato estatal. En ella se incluye una reducción significativa de las autoridades y ministerios, todo en un intento por agilizar y hacer más eficiente el funcionamiento del Estado. Como dato: la burocracia china es una de las más engorrosas del mundo, y con sus millones de funcionarios, también una de las más grandes.

Philipp Bilsky.
Philipp Bilsky.Imagen: DW

Pero el centro de atención de todo fue, sin oposición, una sola persona: el presidente chino Xi Jinping, quien debería estar más que satisfecho con lo ocurrido en estos 14 días. En una decisión histórica, el Congreso Nacional del Pueblo abolió el límite de los mandatos presidenciales, que hasta ahora solo podían ser dos consecutivos de cinco años cada uno. Hubo apenas con dos votos en contra, tres abstenciones y un voto nulo. Esto significa que Xi Jinping podría gobernar, teóricamente, de forma indefinida.

Además, los "Pensamientos de Xi Jinping" fueron incluidos en el preámbulo de la Carta Magna. De esta forma, los chinos que critiquen a Xi podrán ser acusados de violar la Constitución. Y gracias a la creación de una nueva súper estructura, el presidente tendrá, además, una nueva y poderosa herramienta contra potenciales rivales: la llamada Comisión Nacional de Supervisión, que actuará en el futuro contra la corrupción y la indisciplina, independientemente de los tribunales y los fiscales.

Los observadores internacionales ya temen que el presidente chino pueda perder conexión con la realidad ante este despliegue de poder. De cualquier modo, es cierto que en estos momentos no existen mecanismos que puedan evitar que algo así suceda, y que el desarrollo de más de mil millones de personas dependerá en gran medida de las decisiones que tome una sola persona. Incluso antes del inicio del Congreso Nacional del Pueblo, Xi Jinping era, para muchos, el hombre más poderoso del mundo. Ahora esa condición la tiene garantizada.

Autor: Philipp Bilsky (DZC/EL)