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Opinión: ¿Con Nahles "al sol, a la libertad"?

Sabine Kinkartz
22 de abril de 2018

El SPD no nombró a su nueva máxima responsable con unanimidad. Andrea Nahles no debería tomarlo como algo personal. El escaso resultado de la votación muestra cuán desconfiado es ahora el partido, dice Sabine Kinkartz.

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Außerordentlicher Bundesparteitag der SPD
"¡Elegid a la mujer! #GirlPower ['poder para las chicas']", reza la nota junto al logotipo del Partido Socialdemócrata Alemán. Las dos candidatas a dirigirlo eran, esta vez, mujeres.Imagen: picture-alliance/dpa/B. Roessler

Difícilmente podría estar peor la situación para la primera mujer en liderar el SPD en sus 155 años de historia. Solo dos tercios de los delegados votaron por Andrea Nahles en la convención federal del partido en Wiesbaden. Únicamente Oskar Lafontaine, en 1995, ocupó el cargo con un resultado peor. Es una pena: la primera elección de una mujer al frente de la socialdemocracia alemana podría haber estado menos deslucida.

Pero el magro resultado, por supuesto, no se debe al hecho de que Andrea Nahles sea mujer. Ni es una crítica dirigida contra ella personalmente. Sino que expresa la profunda división que atraviesa el partido. Los socialdemócratas no se ponen de acuerdo ni en la forma en que debe ser renovado el partido. Parte de ellos creen que solo un giro político radical hacia la izquierda puede traer la salvación. Un regreso del partido hacia los trabajadores y la gente humilde. Más Estado, más asistencia social.

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Sabine Kinkartz, corresponsal de DW.

¿Un poco de cautela?

Otra parte del partido pretende una renovación del SPD distinta. No tan radical, no tan de izquierdas, no tan confrontada con la coalición de Gobierno con la Unión Cristiano Demócrata de Merkel. Más cautelosa. Esa es la dirección que Andrea Nahles quiere tomar. Ella quiere mantener la "gran coalición" en funcionamiento. El SPD debe ser un socio del Gobierno fiable, pero con su propio e inconfundible estilo. Un pie en el Gobierno y otro en la renovación del partido: sin duda un acto de equilibrio. Un truco que no puede tener éxito, dicen los críticos. 

Estos críticos tampoco confían en Andrea Nahles, que puede y quiere renovar el partido. Ella ha sido miembro del SPD durante 30 años. Todo ese tiempo, al menos ella lo siente así, en primera línea. Ha ocupado prácticamente todos los cargos internos que se pueden tener en un partido. Y también, bajo el Gobierno de Merkel, ha sido ministra. Nahles pertenece a la clase política. Ese es exactamente su problema. Encarna todo lo que ha salido mal en los últimos años. ¿Puede alguien así reinventarse a sí misma?

Un poco ingenuo

Un tercio de los delegados del partido habría respondido esta pregunta con un "no". Algo que no resulta sorprendente. Hubiera sido bastante ingenuo por parte de Andrea Nahles esperar más aprobación. ¿Se le olvidó cuán apretada estuvo la votación sobre las negociaciones de la coalición de Gobierno con la Unión en el último congreso del partido en Bonn? Los muchos que las rechazaban no querían otra cosa que enviar una señal a la dirección del partido.

En este contexto, el resultado de la elección de Wiesbaden es congruente. El SPD cayó con fuerza en las últimas elecciones. Está prácticamente al borde de dejar de ser un partido de masas. Andrea Nahles debe cambiar la tendencia, propiciar un resurgimiento de la socialdemocracia. Por eso, y no por otra cosa, se medirá su éxito o su fracaso. Y, al mismo tiempo, ella tiene que volver a unir al partido. Una tarea hercúlea. No sin razón, se apoda a Nahles como 'Trümmerfrau' ("mujer de escombros", como se denominaba a las mujeres que, después de la II Guerra Mundial, ayudaban a desescombrar las calles de una devastada Alemania en la que los hombres estaban diezmados por la contienda).

Visto así, puede no ser negativo políticamente que la nueva jefa del partido no haya sido nombrada por aclamación, como Schulz hace un año con el cien por cien de los votos. Como "mujer de escombros", ahora tiene la oportunidad de mostrar de lo que es capaz. Luchando y trabajando duro. Con un 66% de los apoyos internos en su partido, solo puede mejorar. Como se decía en el viejo himno proletario: "¡Al Sol, a la Libertad, arriba a la luz! La claridad desde el oscuro pasado ilumina el porvenir".

Autora: Sabine Kinkartz (LGC/FEW)

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