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Opinión: Europa tiene obligaciones humanitarias

Barbara Wesel5 de febrero de 2016

La comunidad internacional ha prometido nueve mil millones de euros para ayudar a los países vecinos a Siria con los refugiados. Pero con el dinero no se consigue la paz, opina Barbara Wesel.

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Libanon, syrisches Flüchtlingslager
Imagen: picture-alliance/dpa/W. Hamzeh

La conferencia de donantes de Siria tenía dos objetivos. El primero era el puramente humanitario: recaudar dinero suficiente para que las organizaciones de la ONU puedan alimentar adecuadamente a los refugiados en los países vecinos a Siria. Es una vergüenza para la comunidad internacional que el pasado año escaseara la comida porque los cooperantes no tenían medios suficientes. En segundo lugar, contener a los refugiados en aquella región para frenar su afluencia a Europa. Puede parecer egoísta, pero es legítimo políticamente.

Barbara Wesel Porträt
Barbara Wesel, corresponsal de Deutsche Welle.Imagen: Georg Matthes

La ayuda llega demasiado tarde

Ahora la cuestión es saber por qué los Estados occidentales han tardado cinco años en darse cuenta de que países vecinos a Siria, como Jordania y Líbano, están sobrepasados y amenazados por una desestabilización política. ¿Por qué Angela Merkel, David Cameron y otros líderes se han comportado como niños, cerrando los ojos con la esperanza de no tener que ver lo que sucede? Durante años han observado de lejos la catástrofe. Pero es ahora, al venir los refugiados a Europa, cuando se han visto obligados a actuar. Ahora en un solo día han conseguido miles de millones para la ayuda inmediata y el apoyo económico a medio plazo de los países que acogen refugiados sirios. Si hace dos o tres años hubieran ofrecido la ayuda y el dinero necesarios, la situación no se hubiera vuelto tan desesperada.

El dinero no trae la paz

Las grandes palabras de la conferencia de donantes en Londres no ocultan la terrible situación: justo ahora acecha una nueva oleada de refugiados porque los incesantes bombardeos han cortado el corredor humanitario hacia Alepo. Rusia y Al Assad utilizan cada día para ganar terreno antes de que comiencen las nuevas conversaciones de paz en Ginebra. Cuantas más personas asesinen los criminales de guerra de Damasco y sus ayudantes de Moscú, menos posibilidades de llegar a una solución política en breve plazo. No hay motivo alguno para congratularse por la ayuda millonaria. Londres, Berlín y los demás Gobiernos han desperdiciado la ocasión de actuar a tiempo por miedo a un desarrollo militar de los acontecimientos. Ahora son, simplemente, testigos impotentes del sufrimiento de otros.

También en 2016 vendrán refugiados a Europa

Sin duda alguna es correcto conseguir trabajo y formación para los refugiados de los países vecinos a Siria. Porque pasará tiempo hasta que esos programas funcionen. Mientras tanto, habrá más personas que huirán de Siria. A pesar de la millonaria ayuda, cada vez menos encontrarán acogida en los países vecinos. En Líbano y Jordania, el barco está lleno. Mientras la guerra siga, el flujo de refugiados a Europa no cesará. En la pequeña Jordania, uno de cada cinco habitantes es un refugiado sirio y, hasta cierto punto, parece funcionar. En la rica Europa, mucho más poblada, el millón de refugiados ya ha provocado algunos ataques de nervios entre los políticos y ha llevado a la población a varios momentos de histeria. Angela Merkel ha recordado a los europeos sus obligaciones humanitarias. Su valoración puede haber caído a índices muy bajos en las encuestas, pero la canciller tiene básicamente razón al llevar a cabo su política de refugiados. Se merece tener más apoyos.