1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Nestora Salgado en Berlín

Eva Usi
25 de noviembre de 2016

La líder comunitaria Nestora Salgado, cuya detención arbitraria es emblemática de las prácticas en México según la ONU, denunció en Berlín que sigue siendo criminalizada por las autoridades de Guerrero.

https://p.dw.com/p/2TGOd
Menschenrechtsaktivistin Nestora Salgado aus Mexiko
Imagen: DW/E. Usi

De inmigrante ilegal en el país de Donald Trump, Nestora Salgado se convirtió en símbolo de la autonomía de los Pueblos Indígenas en su natal Guerrero. La líder de la policía comunitaria de Olinalá, de unos 5.000 habitantes, organizó a sus vecinos para defenderse del crimen organizado. Situada en la empobrecida región de la Montaña, la comunidad vio crecer la criminalidad a la par del cultivo de amapola para la producción de goma de opio. Nestora Salgado adquirió notoriedad al denunciar el vínculo entre cárteles de la droga con la policía y las autoridades locales.

La luchadora social fue detenida y encarcelada con acusaciones falsas. Después de 2 años y ocho meses de cárcel, fue puesta en libertad en marzo pasado.

La justicia mexicana se vio obligada a atajar una resolución del Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU, que dictaminó que su detención fue ilegal y arbitraria y que tuvo un proceso legal injusto. Pese a estar probada su inocencia, las autoridades mexicanas la expulsaron del país con la amenza de ser arrestada de nuevo.  

"Vine a pedir el apoyo a las organizaciones internacionales para denunciar las violaciones a los derechos humanos en México, la fabricación de delitos, de culpables, la compra de víctimas", dijo Nestora Salgado.

La activista se reunió con diputados del Parlamento alemán, como la diputada del Partido La Izquierda, Heike Hänsel,  y con organizaciones de Derechos Humanos que respaldaron su gira en varias ciudades alemanas.

En Iguala, Guerrero, la policía municipal y las autoridades estuvieron coludidas en la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, un crimen que sigue sin aclararse.
En Iguala, Guerrero, la policía municipal y las autoridades estuvieron coludidas en la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, un crimen que sigue sin aclararse. Imagen: picture-alliance/dpa/U. R. Basurto

El sueño americano

La madre de tres hijas  emigró a Estados Unidos en 1991 a la edad de 20 años y trabajó indocumentada en Seattle, hasta que en 2008 obtuvo la ciudadanía estadounidense. Cuando volvió a Olinalá se enfrentó a la pobreza endémica de su pueblo, famoso por sus artesanías de madera laqueada, las perfumadas cajas de Olinalá. 

Desde mediados de la década de los 90, Olinalá, en el empobrecido estado de Guerrero, vio incrementar la criminalidad: Secuestros, robos, narcomenudeo en las escuelas e intimidación a sus habitantes. El estado al sur del país es el mayor productor de goma de opio de América.

Después de la ejecución de un taxista, que se negó a pagar protección al crimen organizado en 2012, la comunidad, harta de la ineficiencia o complicidad de la policía municipal, decidió organizarse y defenderse. Se armaron y conformaron una policía comunitaria en marzo de 2013. Nestora Salgado fue nombrada comandante de unos 250 policías voluntarios de la comunidad, que lograron, hasta su detención, reducir el índice de criminalidad en un 90%.

Amparadas bajo el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre Pueblos Indígenas y la Ley 701 del Estado de Guerrero, la policía comunitaria de Olinalá se adhirió a la coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, (CRAC_PC). Una organización de comunidades a nivel regional que fue fundada hace 20 años con el objetivo de enfrentar la inseguridad que vive el Estado. Estas fuerzas policiales comunitarias son reconocidas por las leyes mexicanas y son supervisadas por asambleas indígenas. Están autorizadas a portar armas y efectuar detenciones. Pero en vez de aplicar sanciones punitivas, estos cuerpos policiales comunitarios aplican la justicia restaurativa, con el objetivo de reeducar  al miembro de la comunidad que ha violado la ley.

Nuevas fosas clandestinas fueron halladas en Guerrero, un estado que sigue atrapado en la mortal combinación de pobreza y autoridades corruptas.
Nuevas fosas clandestinas fueron halladas en Guerrero, un estado que sigue atrapado en la mortal combinación de pobreza y autoridades corruptas. Imagen: picture-alliance/dpa/J. Luis da la Cruz

Criminalización de figuras incómodas

Sin embargo, no fue el crimen organizado el que amedrentó a la líder de la policía comunitaria, sino las autoridades municipales. Nestora Salgado tenía pruebas de los vínculos de las autoridades con el crimen organizado. "Me atreví a denunciar, directamente, con nombres y apellidos, porque estaban las pruebas, estaban políticos involucrados, principalmente el presidente municipal Eusebio González Rodríguez". Nestora Salgado elevó su denuncia hasta el entonces gobernador del Estado,  Ángel Aguirre. En vez de apoyo, el aparato estatal se volvió en su contra.

Nestora Salgado fue detenida el 21 de agosto de 2013 por la Marina y el Ejército mexicano acusada de numerosos crímenes que no cometió, entre ellos 60 secuestros. Las detenciones realizadas por su cuerpo policial, fueron tipificadas como tales. La líder comunitaria fue enviada al penal de alta seguridad de Tepic, Nayarit, sin acceso a un abogado.  

El testimonio de su reclusión recuerda a las condiciones de las mazmorras del Gulag, los campos de detención durante la era soviética. "Trataron de quebrantarme, de volverme loca. Primero estuve en un cuarto oscuro durante 75 días, después en una habitación con luces blancas prendidas las 24 horas. Eso me afectó la vista. Me aislaron y tenía prohibido hablar con otras reclusas",cuenta.

Cuando cumplió un año de encarcelada, un juez federal ordenó su puesta en libertad, reconociendo que actuaba como miembro de este cuerpo de seguridad. Pero una orden gubernamental la mantuvo en prisión.  Salgado fue trasladada a un centro de detención en la Ciudad de México, después de una huelga de hambre de un mes.

Gracias a su familia, a numerosas organizaciones internacionales, y a la presión de las comunidades, la activista se encuentra en libertad, pero Nestora Salgado afirma que ha sido condenada al exilio y que siguen persiguiendo su caso judicialmente. Tiene todavía seis causas abiertas.