Muerte y destrucción en Nepal
Un fuerte terremoto ha dejado daños materiales aún incalculables y una creciente cifra de víctimas mortales en Nepal. Numerosas edificaciones y sitios históricos fueron destruidos o están considerablemente dañados.
La ciudad, cubierta de polvo
Sobre Katmandú, la capital de Nepal, pesa una nube de polvo. El epicentro del sismo se sitúo a unos 80 kilómetros al oeste. Sus consecuencias se hicieron sentir también en la India, China y Bangladés.
Edificios dañados
El terremoto de 7,8 en la escala de Richter provocó el derrumbe de numerosas edificaciones en Nepal. En muchos casos se trata de edificios históricos. Las calles se abrieron. El tránsito de paralizó. El único aeropuerto internacional del país quedó cerrado.
Se buscan sobrevivientes
En Katmandú, se busca insistentemente, entre los escombros, a posibles sobrevivientes. El ministerio del interior teme que la cifra de víctimas, que sobrepasaba los 1.500 en la noche del sábado (25.04.2015), siga creciendo.
Pesadilla
Este hombre, que había quedado atrapado bajo los escombros, fue rescatado por socorristas.
Primeros auxilios
Frente al Manmohan Memorial Community Hospital , el personal médico se ocupa de los heridos.
Luto y consuelo
Los sobrevivientes se apoyan mutuamente. Muchos buscan a sus amigos y familiares. La región alrededor de las montañas del Himalaya es considerada de alto de riesgo sísmico.
Patrimonio mundial
El terremoto dañó considerablemente la palaza Durbar, Patrimonio Cultural de la UNESCO, en Katmandú. En el valle de Katmandú se hallan, en pocos kilómetros, siete Monumentos del Patrimonio Mundial.
Torre destrozada
Entre las atracciones de la capital nepalesa se cuenta también la Torre Bhimsen o Dharahara, todo un símbolo de Nepal. De esta estructura de nueve pisos apenas quedó algo en pie.
Arquitectura de Katmandú
La Torre Dharahara, que se asemeja a un minarete islámico, fue construida por el primer ministro Bhimsen Thapa en 1830.
Daños incalculables
Estas personas observan un vecindario seriamente dañado por el terremoto en Katmandú. El volumen de daños humanos y materiales parece aún incalculable.