Morderse las uñas: una manía peligrosa
7 de diciembre de 2015
Nuestros dedos están casi siempre involucrados en todo lo que hacemos. Y no siempre podemos lavarnos las manos; así, cuando alguien se come las uñas se está llevando a la boca millones de gérmenes. Las consecuencias son nefastas para el organismo: la persona padece más resfriados, sufre infecciones gastrointestinales o erupciones en la piel. También la zona bucal y los dientes se ven afectados, ya que los dedos crean un puente perfecto para bacterias y germenes. El mordisqueo repetitivo desgasta el esmalte dental y provoca desperfectos. Quien tenga la mala costumbre de comerse las uñas, puede herirse la piel y dañar el lecho de la uña con riesgo de que se infecten las heridas.
Más allá de los efectos estéticos y nocivos para la salud, el comerse las uñas puede incidir en el ánimo de las personas. Para muchos adultos, unas uñas cuidadas son una carta de presentación; así que quienes tienen las uñas mordidas, se sienten estigmatizados y se avergüenzan de mostrar sus manos. Muchas personas consideran que unos dedos con esta apariencia son reflejo de falta de disciplina y voluntad .
Pero existen trucos para luchar contra esta costumbre. Hay que eligir una uña y evitar morderla. Después de unos días se ven claramente los resultados. Luego, se elige otra, y así consecutivamente. Cuando le asalte el impulso de llevarse la uña a la boca, hay que intentar distraerse y mantener las manos ocupadas o masticar un chicle. También se puede aplicar un esmalte con sabor amargo. Se recomienda llevar siempre encima una lima de uñas para eliminar irregularidades o roturas. Y por ultimo, se pueden hidratar la piel de dedos y manos. Las uñas con sabor a crema perfumada no saben bien.