1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Miles despiden a Karimov, el hombre fuerte de Uzbekistán

3 de septiembre de 2016

El mandatario, que gobernó durante 25 años el país asiático, falleció tras sufrir un accidente cerebrovascular.

https://p.dw.com/p/1JvMy
Imagen: picture-alliance/AP Photo

Temprano comenzaron este sábado (03.09.2016) los ritos para despedir al fallecido presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, quien perdió la vida el viernes como consecuencia de un accidente cerebrovascular masivo. El político, de 78 años, dirigió con mano de hierro a este país asiático de 30 millones de habitantes durante los últimos 25 años, desde el desmoronamiento de la Unión Soviética.

A primera hora, miles de personas –muchas de ellas con lágrimas en los ojos– salieron a las calles de la capital uzbeca, Taskent, a rendir un último homenaje al mandatario cuando el féretro con su cuerpo iba camino al aeropuerto para viajar a Samarkanda, la ciudad natal de Karimov. Una vez allí, recibió honores de Estado, a los que asistieron una veintena de delegaciones extranjeras.

“Nuestro pueblo y Uzbekistán han sufrido una pérdida irreparable. La muerte, inmisericorde, ha arrebatado de entre nuestra filas al fundador del Estado de Uzbekistán”, dijo el primer ministro uzbeko, Shavkat Mirziyoyev, señalado como el gran favorito para suceder al fallecido presidente. El jefe del Gobierno destacó que Karimov era “un líder que tomaba decisiones sabias y justas” y que "se hacía eco de las preocupaciones de la gente”.

Secretismo y mano dura

Karimov fue sepultado en una ceremonia tradicional islámica en el cementerio de Shah-i-Zinda, que data de la Edad Media. El mandatario sufrió un derrame cerebral el pasado 27 de agosto, y desde entonces estuvo en “estado de coma atónico”, de acuerdo con el parte médico. Sufrió un infarto la mañana del viernes, sin que los especialistas pudieran hacer nada para reanimarlo. El Gobierno optó por el secretismo e informó del estado crítico de Karimov apenas horas antes de su muerte.

El desaparecido mandatario hizo de la lucha contra el integrismo islámico su bandera y, en aras de ese objetivo, aplastó a la oposición. Según la ONG Human Rights Watch, Karimov “deja un legado de represión política y religiosa” tras sus años en el poder y señaló que “su muerte representa una oportunidad para que los afectados hagan presión por el respeto a los derechos humanos y reformas democráticas”.

DZC (EFE, dpa, AFP)