Markus Reißenweber, el ingeniero mecánico
7 de junio de 2010Markus Reißenweber vive con su mujer en el campo, en un pequeño pueblo llamado Watzendorf, en Baviera. Cada día tiene 20 minutos en coche hasta el trabajo, en Coburg. Allí está la empresa Kapp, para la que el ingeniero de 29 años trabaja desde hace casi cuatro años. La empresa fabrica máquinas y sistemas de alta tecnología para empresas tan conocidas como Daimler, Volkswagen o el fabricante de tractores AGCO.
Antes de la entrega está la “inspección"
Nada más llegar a la empresa ya le esperan al ingeniero mecánico los primeros clientes. Han llegado para que les presenten un nuevo concepto, o para inspeccionar detenidamente maquinaria que habían encargado y que ya está terminada. Durante la inspección se comprueba que se cumplen todas las exigencias acordadas. A menudo hay en este proceso una votación: “Es un ir y venir hasta que tenemos el concepto que construimos, que podemos ofrecer y luego que les parezca a los clientes la mejor plasmación de la idea inicial.”
El trabajo de Reißenweber es visitar a los clientes, presentarles proyectos y mostrarles alternativas. Por ello, está mucho de viaje. Sin embargo, a él le gusta cambiar continuamente de aires. Nunca llega a aburrirse, pues viaja a todas partes y conoce así a un montón de gente.
Entre cinco y seis veces al año viaja dos semanas a Estados Unidos. Los clientes estadounidenses tienen expectativas diferentes a los alemanes. Ellos planean a más corto plazo y reaccionan más rápido. “Nosotros los alemanes planeamos lo que hacemos en uno, dos o tres años. Por el contrario, el americano quiere reaccionar más rápido, a corto plazo. Y si se cambia algo, se echa por tierra toda la planificación.”
Ni hablar de salir del pueblo
Reißenweber conoce los Estados Unidos desde su época de estudiante. Entonces ya hizo unas prácticas allí. Por eso, se podría imaginar vivir allí por un par de años. Reißenweber ama su trabajo. Y para ello tiene que ser flexible, ya que los clientes son los que mandan y no puede decir nunca con tiempo cuando llega a casa. Pero su mujer y él todavía no tienen hijos. Por lo que puede compaginar bien la vida de pareja con el trabajo. Ambos viven en el campo, tranquilo e idílico, a 20 kilómetros de Coburg. Eligieron Watzendorf a conciencia: “Porque uno se puede relajar aquí del estrés diario. Se puede dar una vuelta y pasear por el campo nada más salir de casa”, dice Markus Reißenweber.
Premio por el proyecto
Markus le da mucha importancia a la familia. Sus abuelos, sus padres y él siempre están para el otro cuando lo necesitan, son una familia muy unida. “Al principio me parecía algo extraño, pero ahora me he acostumbrado y me parece algo muy bonito”, dice su mujer, Daniela. Se casaron en mayo de 2009. Se conocían de la universidad. Por aquel entonces, él no era un buen estudiante, pero entonces cambió por completo: “Cuando comencé la especialización en la universidad me di cuenta de lo que realmente disfrutaba haciendo y todo fue sobre ruedas.” Por su proyecto fin de carrera sobre las plantas de producción eficientes a nivel energético recibió el premio de un consorcio energético de Renania del Norte-Westfalia.
Reißenweber es una persona consecuente con sus metas: “Si uno fracasa en algo, no se debe desanimar y retirar, sino que debe seguir haciendo sus deberes, mantenerse ahí y volverlo a intentar. No importa lo que uno quería alcanzar, pues tarde o temprano lo conseguirá. Ésa es la suerte del trabajador”, ríe el ingeniero.
Autora: Anjelina Verbica
Editor: Enrique López