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¿La UE se olvida de Latinoamérica?

18 de noviembre de 2002

Chile consolida su asociación con la UE, mientras el resto de Latinoamérica teme quedar en un segundo plano: Bruselas parece mirar más hacia el Este que hacia el Sur.

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La sede de la Comisión Europea en Bruselas.Imagen: Audiovisual Library European Commission

Chile sigue los pasos de México, el primer país latinoamericano que liberalizó el intercambio comercial con la Unión Europea (UE). Ahora, el Acuerdo de Asociación Política, Económica y de Cooperación firmado este lunes en Bruselas abre el mercado europeo también para Chile.

Exportaciones, diálogo y empleo

La UE compra más de un 10% de las exportaciones chilenas (334 millones de dólares en el año 2001, del total de 2.420 millones). A partir de su ratificación, el acuerdo implica la liberalización inmediata (arancel cero) del 44% de las exportaciones de la Región Metropolitana (Santiago de Chile y sus alrededores) a la UE. El resto de los bienes exportables se liberalizará paulatinamente a lo largo de cuatro años. A partir de esta perspectiva, las autoridades comerciales chilenas esperan impulsos favorables para aquellos productos que aun no integran la oferta exportable.

Una vez entrada en vigor, la asociación permite diversificar y ampliar las relaciones de comercio bilateral, liberalizando de forma progresiva y recíproca el acceso a los mercados para bienes, servicios, y compras gubernamentales. En el ámbito político se contempla una instancia de diálogo bilateral y se reafirma el compromiso con la democracia.

Más allá de esta referencia institucional, los observadores miran especialmente hacia las consecuencias económicas. Los expertos de ProChile (la promotora de comercio exterior) apuestan a una reacción en cadena en beneficio de la economía chilena. En principio, un aumento de las exportaciones significa mayor producción, inversiones y crecimiento económico, y por lo tanto nuevas oportunidades de empleo en la economía doméstica.

El eje alemán

Alemania representa uno de los mercados más atractivos para Chile en la UE. A pesar de sus problemas internos, este país sigue siendo la "locomotora económica" de la Unión y mantiene el rango de tercera potencia económica mundial. Asimismo existen fuertes lazos históricos entre ambos. En estos días se cumplen precisamente 150 años de que Chile abriera sus puertas a los primeros inmigrantes alemanes, mientras que Alemania dio amplia acogida al exilio chileno durante la dictadura militar bajo Augusto Pinochet.

Por otra parte, Berlín es uno de los principales puntos de referencia para la apertura de la UE hacia el Este, con la inclusión de diez nuevos miembros a partir del 2004. Esto parece relativizar las perspectivas que abre el acuerdo de libre comercio con Chile. Existen voces escépticas que destacan la ventaja de países que ofrecen productos similares, pero que son vecinos de la UE.

¿El Este desplaza a Latinoamérica?

Muchos países latinoamericanos están inmersos en una profunda crisis que les hacen perder el atractivo que hasta hace pocos años favorecían un diálogo más estrecho con la UE en materia comercial. Habiendo cumplido las metas de estabilidad macroeconómica y política requeridos, los países de Europa del Este podrían convertirse así en competidores directos de los productos que se puedan exportar desde América Latina, especialmente desde países con estructuras productivas similares como aquellos del Cono Sur.

La competencia también podría afectar las intenciones de inversión, desplazando los esfuerzos europeos hacia su vecindad inmediata, en lugar de cruzar el océano Atlántico. Este temor se refuerza de cara a la política de subsidios agrarios de Bruselas, que absorbe hasta un 30% del presupuesto de la UE y que a pesar de reiteradas declaraciones de intención, carecen de un calendario concreto para ser eliminados.

Pero América Latina no debe resignarse. Así, y a pesar de sus problemas internos, el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay) dará un paso que podría marcar rumbo: a finales de noviembre inaugurará su primera oficina mundial en Berlín. Tanto para el este como para el Sur, Alemania sigue siendo el eje de referencia.