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La lecciones del vuelo MH17

Max Hofmann (EL, LGC)9 de septiembre de 2014

Pocos dudan acerca de quién causó el derribamiento del vuelo MH17, en el este de Ucrania. Pero el informe sobre la catástrofe aérea fue más técnico que político y no mencionó al responsable, opina Max Hofmann.

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Imagen: picture-alliance/AP Photo/Dmitry Lovetsky

Era un vuelo totalmente normal. No hubo advertencias por radio, ni reportes de fallas en los aparatos de a bordo. Tampoco hubo cazas ucranianos que “escoltaran” al avión, como algunos supusieron. A las 13:20:02 del 17 de julio pasado, el vuelo MH17 aún se dirigía sin contratiempos en dirección al paraíso australiano. Segundos más tarde, la aeronave se despedazaba a unos 10 kilómetros de altura, y los restos caían sobre un campo de batalla en el este de Ucrania. Murieron 298 personas en la catástrofe aérea.

El informe oficial sobre lo que pasó con el vuelo MH17 es de carácter técnico, y no político. No obstante, el documento que un grupo de expertos presentó en La Haya es de lectura obligada para la clase política europea. En él, se llega a la conclusión de que el fuselaje fue atravesado por una ingente cantidad de “objetos impulsados con gran energía”. No se menciona la palabra “misil”. Los expertos independientes ya hace mucho tiempo que no discuten sobre si hubo misiles involucrados, sino sobre qué tipo de cohetes de fabricación rusa derribaron el avión. Lo másprobable es que haya sido utilizado el sistema móvil BUK.

¿Demasiado impacto político?

El vació en el informe es extremadamente insatisfactorio, pero quizá una mención específica del arma utilizada resulte aún demasiado delicada. Después de todo, en el momento en el que técnica y públicamente se determine que separatistas patrocinados por Rusia causaron la catástrofe aérea (algo que todos parecen dar por hecho, con excepción del Kremlin) resultará prácticamente imposible revertir la de por sí oscura ruta de la normalización en las relaciones con Moscú.

El derribamiento del vuelo MH17 marcó el momento en el que la Unión Europea cerró filas y decidió imponer sanciones a un país del que depende energéticamente. La posición rusa no ha cambiado, pero por lo menos fue una muestra de unidad entre los socios del complejo bloque europeo.

Max Hofmann dirige el estudio de DW en Bruselas.
Max Hofmann dirige el estudio de DW en Bruselas.Imagen: DW/B. Riegert

Sin embargo, el terrible recuerdo de lo sucedido con el avión se disipa con el tiempo. La ampliación de las sanciones contra Rusia, que parecía ya decidida, fue aplazada una vez más el pasado 8 de septiembre. La herida se cierra, pese a que el causante aún campea en el este de Ucrania.

Segundos hacia la muerte

Pese a sus carencias, el documento puede servir como recurso para recordar a los políticos de la Unión Europea lo que está sucediendo no lejos de las fronteras del bloque comunitario: una invasión disfrazada, en circunstancias parecidas a las de una guerra. Vladimir Putin desde hace tiempo ya no es un socio, sino un dictador neo-imperial y de sangre fría. Sus esbirros en Ucrania no dudan en involucrar a Europa en un conflicto, si esta se acerca demasiado.

La consecuencia está a la vista de todo aquel que analice lo que sucedió con las víctimas del vuelo MH17. Ahí es donde el informe muestra su verdadera dimensión. El destino de los fallecidos, envuelto en detalles técnicos. Entre los pasajeros figuraba Bryce Fredriksz, joven de 23 años originario de Rotterdam. Su madre leyó el informe en cuanto pudo, pese a que le resultó difícil recapitular “la manera como un hijo propio perdió la vida”. Para ella, el detalle más importante no fue político, sino humano: “Él murió en unos cuantos segundos. Y percatarme de eso me dio un poco de tranquilidad”.