El difícil atrevimiento de la justicia en Guatemala

El alemán Uli Stelzner viajó varias veces a Guatemala y filmó documentales sobre las violaciones a los derechos humanos. Su nueva producción, “La Isla”, se estrenó en cines independientes en Alemania y también fue proyectada en festivales de cine, como el BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) de este año. Stelzner conversó con la Deutsche Welle sobre su documental y la impunidad en Guatemala.

Deutsche Welle: ¿Cuál es la situación actual de los derechos humanos en Guatemala?

Uli Stelzner: Guatemala es un país en donde los derechos humanos no están bien establecidos. Temas como la educación o alimentación, están en situación precaria. Incluso se proclamó un estado de emergencia por las muertes causadas por la hambruna. En cuanto a las violaciones a derechos humanos clásicos, como asesinatos políticos y demás, cesaron en gran medida después del genocidio, más o menos a finales de los años ochenta. Pero ahora como antes hay homicidios selectivos.

¿Por qué se ha dedicado usted a lo largo de tantos años al tema de las violaciones a los derechos humanos en Guatemala?

Ha sido un trabajo en desarrollo, que no se podía prever desde antes. Hace 20 años viajé a Guatemala por primera vez, hice dos películas, una de ellas sobre los refugiados guatemaltecos en México. Con el tiempo se nos ocurrieron varios temas, empezamos a trabajar con cineastas de allá y surgió una colaboración efectiva. Hemos seguido filmando las últimas producciones en ese país porque también aprendemos mucho unos de otros.

¿Qué temas aborda en su más reciente producción, La Isla?

“La Isla” es el nombre de un edificio en la ciudad de Guatemala que pertenece a la policía y en donde hace cuatro años fue hallado un archivo. Ahí están documentadas todas las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la guerra civil. Durante años, frente a las diferentes Comisiones de la Verdad, el gobierno guatemalteco siempre negó la existencia de estos documentos.

Inmediatamente contacté a la Dirección del archivo y además logré el presupuesto para hacer el documental. Trabajamos mucho con los materiales del archivo, pero también con muchos protagonistas comprometidos con la administración del archivo quienes son afectados por la situación en el país.

¿Cómo reaccionó el público en Guatemala?

Sabíamos desde antes que mostrar la película en Guatemala tendría una fuerza explosiva, pero no esperábamos que fuera tan turbulento. Hay que saber que en el documental no sólo utilizamos documentos de la policía para demostrar lo que sucedió, sino que también mostramos material fílmico que buscamos a nivel mundial y que era desconocido. Nuestro objetivo no era culpar a la Policía Nacional, sino mostrar cómo funcionó ese aparato de represión.

El Ejército de Guatemala y los actores internacionales también fueron parte de la película. Todo eso es muy delicado para un país en el que hay impunidad. Se dieron conflictos diplomáticos y políticos entre el gobierno, la oposición y grupos derechistas, incluso hubo amenazas de bomba durante el día del estreno. Pero finalmente se estrenó la película y fue un gran éxito para el pueblo.

Ha mencionando la impunidad. ¿Qué se puede hacer para enmendar ese problema?

Principalmente la influencia del Ejército y la Policía siempre ha sido tan grande. Desde hace tres o cuatro años, una comisión de la ONU trabaja en el país en el combate del crimen organizado y también en una mayor eficacia del Poder Judicial. Todo ello constituye un atrevimiento complicado. El primer fiscal fue un abogado español, quien logró muchos éxitos importantes. Sin embargo, fue víctima de una campaña difamatoria en su contra, lanzada por personas interesadas en que los crímenes no sean esclarecidos. Por ello es necesario colaborar con los jóvenes fiscales, quienes además deben recibir una remuneración adecuada. De mantenerse la situación actual, Guatemala será un país que capitulará ante el crimen.

Recién se decidió que van a enjuiciar a tres militares acusados de ejecutar la matanza de 252 personas durante la guerra civil. ¿Constituye esto un avance?

Claro que es un avance. Hay que considerar que estos crímenes ocurrieron a principios de los años 80. Han pasado tres décadas, lo cual es mucho tiempo, pero teniendo en cuenta la situación de impunidad, sólo el hecho de que enjuicien a este tipo de personas es un éxito. Eso muestra que es posible, así que cada crimen elevado a juicio es un pequeño triunfo.

Autor: Gözde Peşman

Editor: José Ospina-Valencia