La cultura del baño
La historia del baño y los bañistas se remonta hasta la antigüedad. El camino de las termas romanas al turismo masivo ha sido largo. Aquí les presentamos un refrescante viaje en el tiempo.
¡Desempolve el traje de baño!
Las aguas cálidas, el cielo azul y el sol radiante arrastran cada verano a millones de personas a playas como ésta, en el Mar del Norte. Quien no tiene una playa cerca, opta por lagos y piscinas. El mar atrae a la gente desde hace siglos. Y cada tiempo ha tenido su propia cultura del baño.
Bañistas romanos
Los romanos eran aficionados al baño y disfrutaban de numerosas termas como la de esta reconstrucción. En estancias de baños fríos, tibios y calientes, sudaban y tiritaban hombres y mujeres, naturalmente por separado. Los rituales del baño romano servían sobre todo a la higiene; pero los romanos disfrutaban aquí también de sitios de reunión, para relajarse o hacer negocios.
Baño como lugar pecaminoso
Con la caída del Imperio Romano, se perdieron también sus termas. Pero el Medioevo no fue resistente al baño. La gente de la época se metía a la tina en baños como éste, aunque la Iglesia consideraba más bien molesto el baño excesivo. Como en Roma, los baños del Medioevo se erigieron en sitios de reunión, a veces, “pecaminosos” pues… ¡hombres y mujeres podían terminar bañándose juntos!
''Más es más''
Desde el siglo XV, las fuentes de aguas ricas en minerales han atraído a enfermos adinerados, preocupados por acelerar su sanación. Bajo la premisa de que “más es más”, los pacientes permanecían largas horas en las albercas, además de comer y beber en abundancia. El programa se redondeaba con suntuosas fiestas. Los religiosos fruncían el ceño ante tanto desenfado.
Lujo para ricos
Pronto, los bañistas se mudaron de las piscinas y bañeras al mar. Heiligendamm, en el Mar Báltico, fue el primer balneario alemán en atraer a bañistas de todo el mundo desde 1793. Hasta el zar ruso disfrutó de este idilio. Heiligendamm era caro, un sitio de ricos. El pueblo se bañaba en los ríos y lagos.
Cabinas de baño
Las costas se llenaron pronto. Pero no se consideraba muy refinado que una mujer se bañase cerca de un hombre. Una solución la ofrecieron estas cabinas. Tiradas por caballos, llevaban a los bañistas hasta el mar. Allí, las mujeres podían deslizarse en el agua sin llamar demasiado la atención. Muchas ciudades erigieron también balnearios en los ríos.
“Bellezas masculinas”
Esta foto de la isla Usedom presenta a las "bellezas masculinas en los baños Ahlbeck". Los baños de mar se hicieron cada vez más populares a inicios del siglo XX. Las mujeres, no obstante, disfrutaban aún de playas separadas. No fue hasta entrada la década de 1920, que las parejas pudieron disfrutar del baño juntas.
Para todos
Y no tardó mucho para que los baños se convirtiesen en una actividad cotidiana. Alrededor de 1900, muchas ciudades disfrutaban ya de piscinas públicas, que muchos podían costearse. Y quien quisiera ahorrarse la entrada, podía lanzarse a un lago en verano, como aquí, en el lago berlinés Wannsee. "¡A cada alemán, un baño semanal! ", aconsejaba un dermatólogo alrededor de 1870.
"Baño sueco"
Contra las "buenas costumbres" chocaron en principio los seguidores del nudismo y la cultura naturista. “Baño sueco” le llamaban sus críticos, desde que avistaron a los primeros bañistas desnudos alrededor de 1900. Paradójicamente, el baño desnudo se comprendía entonces como recurso contra el “afeminamiento”. Muchos de estos primeros nudistas eran consabidos militantes de derecha.
De vacaciones en el "mar húngaro"
También los alemanes de la antigua Alemania comunista querían disfrutar de las bondades del baño… y no solo en el propio Mal Báltico. Unas vacaciones en las playas de Occidente eran poco más que un sueño. Pero el Lago Balaton, en Hungría, ofrecía una alternativa.
¡Ni una toalla más!
El baño en el mar es hoy un “deporte” masivo. En muchas playas no cabe un alma más. Aún quedan zonas costeras apartadas y tranquilas, que duran mientras que los medios no las promuevan como la última “recomendación especial”. Para los que se quedan en casa, quizás lejos del mar, también están las piscinas al aire libre.