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Guadalajara ¿en un llano?

Enrique López Magallón28 de mayo de 2004

En la primera jornada de la III Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea saltan a la vista las diferencias entre los participantes, pero también algunas posibilidades de avance.

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Con esperanza de lograr resultados concretos comentó la cumbre de Latinoamérica y la Unión Europea.Imagen: AP

Según todo indica, la III Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea está destinada a arrojar resultados mucho más concretos que las anteriores. Ello no es gran alabanza, pues con un par de promesas concretas a corto plazo quedarían superadas las declaraciones de buenos propósitos emitidas en Río de Janeiro (1999) y Madrid (2002).

Por lo pronto, ya se abordó a este nivel el tema más espinoso desde el punto de vista comercial: el capítulo agropecuario. El desencuentro en este aspecto es inminente, y fue dibujado durante la conferencia de prensa que ofrecieron en Guadalajara Gregor Kreuzhuber, portavoz del Comisario Europeo en materia de agricultura, y Tassos Haniotis, jefe de gabinete de la misma oficina.

Los porfiados subsidios agrícolas

Kreuzhuber mencionó datos nada despreciables, como que el 45 por ciento de las importaciones agrícolas de la Unión Europea proviene ya de naciones latinoamericanas. A pesar de tal indicador, trascendió hacia la opinión pública la percepción de que por ningún motivo serán eliminados los subsidios agrícolas europeos. Si esto se confirma, seguirán implosionando los años luz de distancia que median entre las primitivas condiciones de vida de millones de campesinos latinoamericanos y la aparente bonanza de los trabajadores del campo europeo.

EU Lateinamerika Gipfel in Mexiko Konferenz
Celso Amorim, Min. de RR.EE. de Brasil, Roberto Lavagna, Min. de Economía de Argentina, Pascal Lamy, comisario de Comercio de la UE y Franz Fishler, comisario de Agricultura, en Guadalajara.Imagen: AP

La conferencia de prensa fue un minucioso ensayo de persuasión en cuanto a que si la Unión Europea no complace a sus socios latinoamericanos y elimina los subsidios agrícolas, no es por mala fe sino por mera necesidad. Evidentemente, este propósito fracasó. Pero sin duda que hablar del tema, y hacerlo con tal franqueza, constituye un avance verificable.

La inevitable política

En el terreno político, sorprende que la Unión Europea salga al paso para evitar a toda costa una moción de censura específica contra el gobierno de Estados Unidos. El tema, obviamente, es la guerra en Irak. El entorno no podía ser más propicio para un pronunciamiento en toda la forma, luego de que el mundo conociera las atrocidades perpetradas por las fuerzas estadounidenses de ocupación en cárceles iraquíes. Sin embargo, hasta este momento la Unión Europea se afana en frenar el ímpetu latinoamericano.

Las negociaciones continúan, según anunció el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, y en este capítulo es previsible que la Unión Europea se imponga.

Los ausentes

La III Cumbre ALCUE también está marcada por ausencias y presencias. Tanto el primer ministro británico, Tony Blair, como el presidente peruano, Alejandro Toledo, se abstuvieron de viajar a México por las severas crisis políticas y sociales en sus respectivos países. Otro jefe de Estado que no asiste es Fidel Castro quien, sin embargo, pretendió robar cámara in absentia con una carta flamígera en la que condenó a casi todos los países latinoamericanos, y a la Unión Europea en su conjunto. El aparente desaire del longevo mandatario, quien pretende evadir el aislamiento internacional propiciando debates sin sentido, en los hechos permite que las conversaciones se lleven a cabo libres de toda contaminación ideológica y protagónica. Esto es también algo inédito, y sumamente positivo, en la breve historia de los encuentros cumbre entre dignatarios europeos y latinoamericanos.

En cuanto a las presencias, destaca el debut en tierras latinoamericanas de los 10 flamantes socios de la Unión Europea. A pesar de la anunciada incorporación, las voces de estos países no se han dejado sentir. Esto evidencia que los europeos acuden a Guadalajara en un momento de profunda transformación política y económica, y acaso de incertidumbre. Lo mismo puede decirse de sus contrapartes. Tanto América Latina como el Caribe y la Unión Europea se presentan a su tercer encuentro como si fuesen bloques cohesionados. En la práctica, sin embargo, actúan de acuerdo a su verdadera condición. En lo político, lo económico y lo social, todos cargan el lastre de sus íntimas divisiones.