Publicidad
En el subsuelo y a orillas del Sena, las ratas se reproducen vertiginosamente, para disgusto de turistas y parisinos. Las roedores no sólo se quedan en la canalización, también se desplazan por las catacumbas que recorren toda la zona subterránea. París, la ciudad de la elegancia y el glamour, no quiere que verse asociada con una plaga de ratas, pese a que películas como Ratatouille hayan intentado mejorar la imagen de estos animales. Así, las autoridades municipales se esfuerzan por controlar la invasión.