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La ultraderecha gana influencia en Finlandia

18 de abril de 2011

El ascenso de la ultraderecha en Europa preocupa a los demócratas comunitarios; el creciente peso de Auténticos Finlandeses en el Parlamento del país nórdico inquieta porque puede obstaculizar el rescate de Portugal.

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Timo Soinim, líder del partido de ultraderecha Auténticos Finlandeses.Imagen: AP/Lehtikuva

Puede que el partido populista de derechas Auténticos Finlandeses no haya ganado los comicios legislativos celebrados este domingo (17.4.2011) en el país nórdico, pero el vertiginoso crecimiento de su base de electores le permitió adjudicarse 39 de los 200 escaños del Parlamento. El partido liderado por Timo Soini obtuvo 19 por ciento de los votos y contará con 39 diputados en el Parlamento, 34 más que en las elecciones de 2007. Eso lo hace atractivo como posible socio en un Gobierno de coalición.

El Partido de Coalición Nacional –que gobierna actualmente en alianza con el Partido de Centro, los Verdes y el Partido del Pueblo Sueco, representante de esa minoría– se convirtió en la primera fuerza política de Finlandia al conseguir el 20,4 por ciento de los votos. Esto significa que el actual ministro de Finanzas, el conservador Jyrki Katainen, sucederá a la primera ministra liberal, Mari Kiviniemi, en la primera magistratura. El Partido de Centro de Kiviniemi quedó en cuarto lugar con el 15,8 por ciento de los votos.

Por su parte, con un 19,1 por ciento de los votos que los empata prácticamente con Auténticos Finlandeses, los Socialdemócratas quedaron en segundo lugar. Aunque más moderados, los Socialdemócratas coinciden con el partido de ultraderecha al oponerse a que Portugal reciba auxilios financieros de sus socios comunitarios. Este lunes (18.4.2011), Soini insistió en la salida de Finlandia de la zona euro y en la renegociación del Pacto de Estabilidad de la Unión Europea, que aún no ha sido ratificado.

Una tendencia preocupante

Jyrki Katainen / Finnland / Nationalpartei
Jyrki Katainen (en la foto) sucederá a la primera ministra liberal, Mari Kiviniemi.Imagen: AP

El auge de Auténticos Finlandeses inquieta a muchos en Europa porque el Parlamento finlandés tiene derecho a pronunciarse sobre las solicitudes de rescate financiero introducidas ante la Unión Europea, una prerrogativa que no poseen todos los parlamentos de la Eurozona. Eso le facilitaría las cosas al partido de Soini si decidiera obstaculizar el auxilio de Portugal o la estabilización de los mercados de la deuda. Pero el apogeo de este grupo político también preocupa porque se percibe como el rastro de una tendencia continental.

Aunque el ascenso de la extrema derecha en países puntuales no es un fenómeno nuevo, sus representantes han demostrado ser muy persuasivos al instrumentalizar los problemas derivados de la crisis financiera de 2008. Sus demandas más actuales abarcan la exclusión de países sureuropeos endeudados del bloque comunitario y la sustitución del euro por una moneda nacional, pero han hallado la manera de invocar la crisis económica y la “intromisión” de Bruselas en las políticas locales para revigorizar exigencias añejas.

La ultraderecha sigue alzando la voz para que se prohíban el aborto y los matrimonios entre personas del mismo género, y, sobre todo, para que se endurezcan las leyes de extranjería con miras a dificultar aún más la inmigración de personas de otros continentes.

No sólo en Finlandia se cuecen habas

Marine Le Pen Front National Frankreich Flash-Galerie
Marine Le Pen, presidenta del partido francés Frente Nacional.Imagen: AP

También en Francia llama la atención el avance de la extrema derecha. Demócratas europeos de izquierda, centro y centroderecha hicieron sonar la alarma cuando el partido de ultraderecha Frente Nacional (FN) triunfó en la primera vuelta de las elecciones cantonales celebradas el 20 de marzo en ese país. El FN se consolidó como la tercera fuerza política en Francia con el 15 por ciento de los votos, en una contienda que fue considerada un barómetro para medir la decreciente popularidad del presidente, Nicolas Sarkozy.

Pero Francia es sólo uno de los países europeos en donde la masa de seguidores de los políticos populistas de derecha ha crecido en el último año. En mayo de 2010, el partido de derecha nacionalista Jobbik –“Los Mejores”– logró entrar al Parlamento húngaro; en el otoño boreal, partidos suecos y daneses con programas similares al de Jobbik se anotaron éxitos nada desestimables; y el controversial político neerlandés, Geert Wilders, sigue buscando apoyo para que la prohibición de la burka se imponga en 2011.

“La gente desconfía cada vez más de la política moderada”, explicaba el sociólogo de la Universidad de Bonn, Frank Decker, a finales de 2010, cuando el escándalo en torno a la repatriación de gitanos estaba fresco en Francia. Y su opinión no ha cambiado. A su juicio, a aquel que ofrezca soluciones fáciles a problemas complejos se le hará sencillo obtener votos; sobre todo en un momento en que el miedo a la crisis económica y a perder los pocos privilegios que se tienen es tan grande. Decker cuenta con que las tendencias políticas conservadoras nacionalistas y de ultraderecha sobresaldrán aún más en los años por venir.

Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / Reuters / epd
Editora: Emilia Rojas Sasse