Estas señales prueban que el otoño llegó a Alemania

Los días se acortan, lo que antes era verde ahora es amarillo o rojo, las temperaturas bajan... sí, llegó el otoño al hemisferio norte. Pero tranquilos: es también una oportunidad para visitar festivales y otras actividades, e incluso para mirar aves que en otras épocas no se ven en Alemania.

El otoño es un gran momento para volar cometas o volantines. La palabra alemana para esto es "Drachen", que también significa "dragón". Se cree que el origen de las cometas se encuentra en China, donde originalmente los hacían de seda y bambú. En la foto, varias cometas danzan a merced del viento a lo largo del Rin, en Colonia.

Encantador, sorprendente, creativo... artistas de la luz provenientes de todo el planeta iluminan Berlín con una actividad que se ha convertido en una de las mayores atracciones del año. Durante diez días, la capital de Alemania se convierte en un show imperdible. Acá vemos a la Puerta de Brandeburgo transformada. Este 2017 el festival celebra ya 13 años.

En octubre, adultos y niños hacen fila frente a las nuevas dependencias de la fábrica de dulces Haribo, en Grafschaft (Bonn, Alemania) cargando pesados sacos o arrastrando carretas llenas de castañas y bellotas. La empresa los cambia por golosinas. Diez kilos de castañas a cambio de un kilo de dulces. La tradición data de 1936. La empresa lleva las castañas a parques para alimentar ciervos.

Cada invierno, de 20 mil a 30 mil gansos salvajes del Ártico hibernan en el santuario de la naturaleza ubicado en la isla Bislicher, cerca de Xanten (Renania del Norte-Westfalia). Hacia octubre, la mayoría de las aves habrá llegado a su mayor lugar de descanso en Europa Occidental. Y a fines de febrero, las bandadas se habrán ido... hasta el otro año.

Es época de vino y cosecha en los viñedos alemanes. La vendimia de los primeros mostos ya comenzó con la recolección de las uvas que serán congeladas a temperaturas de 7 grados bajo cero para estar listas para la producción cuando llegue el momento.

Sylt, la isla más norteña de Alemania, es un destino que vale la pena incluso en otoño, cuando el clima convierte sus apetecidas playas en no aptas para el baño, pero sí para el paseo. La gente seguramente lamentará el fuerte viento, pero apreciará la escasez de visitantes, y quizás se anime a usar las tradicionales sillas de mimbre para descansar unos minutos.

La fiesta de la Oktoberfest en Múnich no es algo único en Alemania. Sí, es cierto, es la más conocida y recibe millones de visitantes de todo el planeta, pero hay otras alternativas para beber litros y litros de cerveza a lo largo y ancho del país. Como sea, en Baviera se consume mucho alcohol y se pierden también decenas de teléfonos, llaves, billeteras y anteojos.

La ciudad de Ludwigsburg organiza una exhibición de calabazas sencillamente monumental, donde es posible apreciar decenas de espectaculares trabajos artísticos hechos con cientos y cientos de calabazas. Se ponen a disposición del público unas 500 variedades de este sabroso producto agrícola.

Un Weckmann o Stutenkerl es una masa con forma de persona que es especialmente apetecida para el día de San Martín, el 11 de noviembre. Usted puede tener la certeza de que es otoño cuando estas figuritas invaden las vitrinas de las panaderías. Un Weckmann tradicional es hecho a mano, tiene enormes ojos de pasas y, además, una pipa muy codiciada por los niños.