Los minoristas rurales viven tiempos difíciles. Cada vez más personas abandonan el campo y los pequeños comerciantes no pueden mantenerse a flote. El carnicero Böbel, de Rittersbach en Franconia, comprendió que hacía falta una nueva estrategia para cambiar la tendencia. Hoy sus clientes pueden crear sus propias salchichas en internet y él se las sirve en todo el mundo.
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Ahora, las salchichas de Böbel no solo se degustan en los pueblos de alrededor, sino que sacian también a sus clientes en Venezuela o Afganistán.