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El Tour de France 2007 culminó, los casos de dopaje siguen

jov / Agencias31 de julio de 2007

Cuando aún el mundo deportivo no había digerido la noticia de que el ciclista español Iban Mayo estaba dopado, el alemán Patrik Sinkewitz se declara culpable de dopaje. ¿Qué deparará el evento en 2008?

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¿Doparse por recibir doble beso? Patrik Sinkewitz, en tricot amarillo en la Vuelta a Alemania del 2004.Imagen: AP

“Me declaro culpable de dopaje y asumo las consecuencias de ello”, fue la lánguida pero decidida declaración de Sinkewitz, del equipo T-Mobile, leída a la prensa por su abogado Michael Lehner. “No quiero vacilar sino regresar a la verdad”, concluye el acto público de contricción del deportista alemán que desatara toda una tormenta mediática y política tras el conocimiento de su caso en pleno Tour de France.

Hoy por hoy, las consecuencias por dopaje son mucho más drásticas que en los tiempos en los que las lumninarias como el estadounidense Amstrong y el alemán Ulrich parecían subir y bajar montañas como “supermans del ciclismo”. Según la Unión Ciclista Internacional (UCI), Sinkewitz tendría que reembolsar todo el dinero ganado en el último año de actividades deportivas y quedaría vetado por dos años.

Un momento de debilidad

La renuncia de Sinkewitz al contraanálisis, conocida como “la segunda prueba”, implica una tácita admisión de culpabilidad. Sinkewitz reconoció haberse a un tratamiento hormonal con la sustancia testogel, un gel transparente utilizado para tratar la deficiencia de testosterona en el hombre. “Una tarde, en el lugar de entrenamiento en Francia y sin reflexionar sobre ello, tontamente, me lo apliqué en el brazo. Lo hice de forma instintiva y sin pensar demasiado en ello”, reconoció.

“Utilizar testogel fue un gran error y un acto de irresponsabilidad frente al equipo, a mis compañeros, los patrocinadores y todo el deporte del ciclismo”, añadió Sinkewitz que devela una paradoja trágica: “Sin doparme hubiera alcanzado el mismo rendimiento”.

Confesión, penitencia y ¿vuelve y juega?

La confesión de Sinkewitz sería “un primer paso para la reparación”, por lo que el corredor se manifestó totalmente a disposición de la Federación Alemana de Ciclismo (BDR). Sea como sea, “la renuncia a la prueba B es como un examen de dopaje positivo”, dijo Christian Frommert, director del departamento de comunicación de T-Mobile.

Un día antes, había trascendido que el corredor español Iban Mayo, que ocupó el puesto 16 en la clasificación general, también utilizó medios ilegales para incrementar su rendimiento. Según el diario francés Équipe, “en la sangre de Mayo fueron encontrados altos niveles de Epo”.

El kasajo Alexander Winokurow y el italiano Cristian Moreni fueron los otros dos casos de dopaje del reciente Tour de France que se superó así mismo en escándalos.

La inocencia se pierde, para siempre

El mismo vencedor de la edición 2007 del Tour de France, el español Alberto Contador, es tenido por sospechoso de haber hecho uso del dopaje, aunque durante el evento no le fue probado. Y mientras en España se celebra aún su victoria, en Alemania reina la convicción de que el Tour de Francia ha desaprovechado la mejor oportunidad para presentar “una cara limpia de dopaje”.

Pero aún falta un año para ver los resultados de las nuevas y drásticas medidas anunciadas, tanto por los equipos como por las autoridades de la contienda ciclística. La próxima Vuelta a Francia vendrá, pero ¿vendrá también con el mismo entusiasmo que hizo de ella el mayor evento deportivo después de la Copa Mundial del Fútbol?