El proyecto Líbano
30 de enero de 2015Su espalda está cubierta de cicatrices, sus miembros tullidos. Karim no puede hablar. Tampoco puede caminar ni comer solo. El joven tenía 14 años cuando lo trajeron a un sanatorio para discapacitados en Beirut. Sus vecinos habían oído gritos y lo hallaron encerrado en una caja. En el Líbano, su historia no es un caso aislado.
“En un país destruido que intenta recuperarse, los discapacitados físicos son los últimos en los que se piensa.” El estudiante de secundaria Franziskus von Heereman viajó al Líbano por primera vez en 1997 y quedó horrorizado ante la situación de las personas que sufren minusvalías y las condiciones en las que viven. Los centros de atención carecen de equipamiento y de personal. Las escasas enfermeras sólo pueden atender las necesidades más básicas de los internos. Muchos permanecen atados, metidos en camisas de fuerza y están a menudo bajo el efecto de sedantes. Pero, lo que más conmocionó a von Heereman es la soledad de los pacientes. En busca de una solución, el estudiante alemán creó junto a un sacerdote libanés amigo suyo el proyecto de un campamento de verano para discapacitados.
Un año más tarde regresó acompañado de 27 voluntarios y puso en práctica su idea con la ayuda de la Orden de Malta de Alemania. Su objetivo era que estas personas que vivían internadas en centros en penosas condiciones tuvieran la posibilidad de pasar unas vacaciones inolvidables, aunque cortas, en un campamento situado en los montes Líbano.
El principio no fue fácil. En los sanatorios libaneses dudaban que el experimento del joven alemán tuviera éxito. Al fin y al cabo, ninguno de los participantes era enfermero experimentado y el médico que los acompañaba era un otorrino laringólogo todavía en periodo de prácticas. Pero en lugar de la experiencia, los voluntarios se propusieron sacar adelante el proyecto a base de pasión y convencimiento.
Finalmente, la idea de hacer felices a los discapacitados, de crear una relación de amistad con ellos, acabó convenciendo. Desde 1998, un grupo de unos 150 internos de todas las edades pasan unos días en el campamento cada verano, y los voluntarios del Proyecto Líbano no sólo vienen de Alemania. El proyecto tiene una gran repercusión ,especialmente en El Líbano, un país sumido en la guerra civil. Entre tanto, escolares y estudiantes libaneses organizan ellos mismos campamentos para sus discapacitados. Además, en 2015 se abrirá en las montañas al este de Beirut un complejo de edificios totalmente renovados que será en el futuro el domicilio de vacaciones para los enfermos.
“La juventud libanesa se ha contagiado del entusiasmo y ahora se concede mayor importancia a la atención a estas personas. Ello se percibe en los sanatorios, en la forma en que los enfermeros se ocupan de sus pacientes.” Y aunque von Heereman no quiere sobrevalorar el éxito del proyecto Líbano, muchas veces él mismo se asombra de cómo ha evolucionado la idea que tuvo siendo un estudiante de 19 años.
El reportaje de Hans Christian Ostermann acompaña el principio y el final de un campamento de verano de 4 semanas de duración. Los protagonistas: los voluntarios y sus invitados, los discapacitados de los centros de Beirut. El tema: los retos a los que se enfrentan todos los participantes, las crisis y los bellos momentos de este singular proyecto.
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DW (Latinoamérica)
VI 30.01.2015 – 02:15 UTC
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