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"El Estado venezolano tiene secuestradas las instituciones"

Enrique Anarte
14 de mayo de 2018

La periodista caraqueña Carleth Morales narra en un libro la historia de 26 víctimas mortales de las protestas de 2017 en Venezuela. DW la entrevistó en Madrid.

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Venezuela Proteste
Imagen: reuters/C.G. Rawlins

Periodismo contra la impunidad, contra la desmemoria. Así decidió Carleth Morales (Caracas, 1971) abordar la herida abierta de las protestas que sacudieron Venezuela en 2017. Al menos 158 personas murieron entonces, según las cifras extraoficiales que manejan los medios de comunicación y que ella y sus colaboradores tomaron como referencia para empezar a contar cómo la rabia y la esperanza se convirtieron con el paso del tiempo en dolor y frustración. En el libro 26 crímenes y una crónica, recién publicado, recoge precisamente ese número de historias, entre todas las muertes que ocurrieron entonces, para narrar lo que sucedió en aquellos meses. La presidenta de la asociación de periodistas venezolanos en España, donde reside desde hace muchos años, cuenta a DW que, pese a que fueron muchas más las víctimas mortales, quiso centrarse en las que habían salido de su casa aquellos días para protestar, con alguna pancarta, bandera o máscara antigás, por ejemplo. Y siguieron el rastro de aquellas vidas robadas, entrevistando a los familiares para reconstruir esas 26 historias que hablan de un país en el que, según afirma rotundamente, "el Estado tiene secuestradas todas las instituciones", entre ellas la Justicia.

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DW: ¿Cómo surge esta iniciativa?

Carleth Morales: Cuando acabaron las protestas, en agosto de 2017, todos los venezolanos empezamos a enfrentarnos a un país nuevo, a una situación nueva. Empezamos a entender lo que había pasado. Como venezolana, y también como periodista, empecé a hacerme preguntas. ¿Merecieron la pena tantas muertes, tanta sangre, esos cuatro meses en la calle? Y pensé que los periodistas venezolanos en el extranjero, que tal vez tengamos mayor perspectiva, deberíamos documentar lo que sucedió, de forma que las próximas generaciones y nosotros mismos podamos comprenderlo y quizás no cometer los mismos errores.

¿Por qué es importante la memoria de esas víctimas?

En Venezuela pasan tantas cosas que la mente humana no es capaz de recordar tantos hechos. Por ejemplo, en 2014 ya hubo muertos en manifestaciones, pero el día de hoy yo te puedo asegurar que si vas por la calle y preguntas por esos muchachos que murieron hace cuatro años, la gente no los va a recordar. ¿Cómo vamos entonces a aprender de aquello que no recordamos? Además, aunque claro que hay colega venezolanos que están documentando los hechos, son historias aisladas, así que también era importante unirlas. Por otra parte, yo soy de la era del papel, así que lo tenía claro: esto tiene que estar en una biblioteca, en nuestra mesilla de noche, esto tiene que llegar a manos de nuestros hijos, de nuestros nietos.

Protesta en Caracas, junio de 2017.
Protesta en Caracas, junio de 2017.Imagen: Reuters/I. Alvaro

Además de ser un ejercicio de memoria, ¿ha servido el libro para poner en evidencia la impunidad que se denuncia respecto a estas muertes?

Sí, de hecho, el libro se presentó la primera vez el pasado 26 de abril en la sede de Naciones Unidas en Ginebra. Fui hasta allí con el libro y con el padre de uno de los fallecidos, Juan Pablo Pernalete. Allí se introdujo en la ONU la primera demanda contra el Estado venezolano por violación de derechos humanos en el caso de su hijo. Como autora del libro, yo también entregué un informe sobre las violaciones de derechos humanos en ese período. Asimismo, también presenté el libro ante la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo y ante la Diputación de Guipúzcoa, en el País Vasco.

¿Por qué parece que los familiares tengan que acudir a los órganos internacionales en busca de justicia?

Lo que pasa es que los órganos en Venezuela que se supone que tienen obrar justicia están agotados. Los familiares ya no tienen acceso a ella en Venezuela. Al menos en la Venezuela de hoy. Esperemos que más adelante esto cambie. Pero ahora mismo el Estado tiene secuestradas todas las instituciones. Agotada la vía nacional, a las víctimas y a sus familiares solo les queda la instancia internacional. De hecho, las familias agradecieron que fuéramos a Ginebra, porque su situación de precariedad impide que ellas puedan hacerlo.

Usted lleva mucho tiempo viviendo en España. ¿Cómo valora la postura del Gobierno español y de la Unión Europea respecto a la situación de su país?

Afortunadamente, en los últimos años sí ha habido más pronunciamientos. Sin embargo,  como Venezuela se presenta ante la comunidad internacional como un Estado democrático, es muy difícil que un país se pronuncie en contra de un Estado que aparentemente es democrático. Aunque es verdad que últimamente la comunidad internacional se ha dado cuenta de que en la práctica ya no lo es. En este sentido, el hecho de que la Corte Penal Internacional se pronunciase el pasado  8 de febrero sobre indicios de violaciones de derechos humanos en Venezuela quiere decir que la comunidad internacional empieza a darse cuenta de que está pasando algo. Para nosotros eso es fundamental.

Carleth Morales, venezolanische Journalistin und Autorin
Carleth Morales, al presentar su libro en Ginebra, en abril de 2018.Imagen: Lorena Arraiz

De cara a las elecciones presidenciales que se celebran el próximo 20 de mayo, ¿cree que países como España o Alemania, con su influencia internacional, están suficientemente comprometidos con la democracia en Venezuela?

Yo espero que sí. Para el día 20 de mayo, cuando el presidente Nicolás Maduro pretende ir a una reelección, la comunidad venezolana en la diáspora está organizando una recogida de firmas que se van a llevar a las diferentes instituciones nacionales e internacionales con el fin de que se pronuncien sobre tres factores. El primero, la apertura de ese canal humanitario que Venezuela necesita de manera tan imperiosa. El segundo, la acogida de los venezolanos que están solicitando refugio. Y el tercero, que apoyen el proceso en marcha en la Corte Penal Internacional para que pase de la fase de instrucción a la fase de investigación. Toda la ayuda que podamos obtener, de España, de Alemania o de la Unión Europea, es vital. Sobre todo a partir del 20 de mayo.

En su situación de venezolana en el extranjero, ¿cree que la diáspora verá representados sus intereses en esta cita electoral?

Los consulados estarán abiertos para votar. Pero el llamado al que los venezolanos en el exterior van a responder es el que está haciendo esta misma diáspora organizada, que se llama "Justicia por Venezuela". Recogemos estas firmas porque justamente no nos vemos representados, ni los que estamos afuera ni gran parte de los que están adentro, en esta cita electoral. El objetivo es poder pedir a los diferentes gobiernos del mundo libre que se pronuncien en contra de este fraude electoral y consigamos retomar la vía democrática.

¿Cree que la memoria de estas víctimas que recoge en su libro jugará un papel importante en los comicios?

Sí, sin duda. Desde hace muchos meses tenemos un hashtag posicionado, #ProhibidoOlvidar, y está funcionando. La gente tiene muy vivas las imágenes, las palabras y las acciones de estos muchachos. Y es que la mayoría eran chicos jóvenes, que apenas habían empezado a vivir, que tenían muchísimos proyectos, casi todos estudiantes o graduados. Estas víctimas están doliendo todavía, aún más a un año de aquello, al no haber encontrado justicia todavía. Todos los procesos están paralizados en alguna de sus fases.

¿Espera poder presentar su libro alguna vez en Venezuela?

No lo sé. Creo que el factor miedo juega un papel muy importante en la respuesta. En un principio barajamos la posibilidad de presentarlo inicialmente allí, pero surgió la oportunidad de ir ante las Naciones Unidas y no podíamos desaprovecharla. Y el ruido que se ha hecho al presentar este libro en la ONU pondría en riesgo mi seguridad si yo entrase ahora mismo en el país. Pero mi editor ya se está encargando de la distribución, así que en cualquier caso el libro está en Venezuela.

Autor: Enrique Anarte (ERS)

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