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El arsenal de los Balcanes: kalashnikovs por 300 euros

Lindita Arapi (JAG/RML)6 de diciembre de 2015

La mayoría de las armas de fuego que circulan por el mercado negro europeo proceden de los Balcanes. Criminales y terroristas pueden conseguirlas a buen precio, poniendo en peligro la seguridad de Europa.

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Imagen: Fotolia/Haramis Kalfar

Según información publicada en los medios, dos de las armas utilizadas en los atentados de París eran del tipo Zastava M70, procedentes de la antigua Yugoslavia. También el rastro de las armas usadas en los ataques a la revista Charlie Hebdo llevaba a los Balcanes. Y tras la disolución de una célula terrorista en Italia y Kosovo, numerosas armas ilegales fueron descubiertas en un pueblo kosovar.

Desde la guerra de Yugoslavia en los años 90 y los asaltos a los arsenales de armamento de Albania en 1997, el mercado negro florece. Y no solo en los Balcanes. Este arsenal de la antigua órbita comunista hace tiempo que está extendido por toda Europa con precios muy diferentes: un kalashnikov puede costar entre 300 y 500 euros en los Balcanes y hasta 2000 euros el resto de países de la Unión Europea (UE).

Mercado negro de criminales y terroristas

Según un estudio del Flemish Peace Institute de Bruselas, la mayor parte de armas ilegales son importadas desde los Balcanes a otros países europeos. “Hablamos de Serbia, Croacia, Bosnia, Albania… se podría decir que estos países tienen un gran problema con las armas ilegales”, aclara Nils Duquet, coautor del estudio: “Se trata de armas que, tras la guerra, siguen estando en manos privadas”, continúa. Una cifra de armas ilegales que, en el oeste de los Balcanes, supera incluso al número de armas legales.

Desde los atentados de París, todos somos conscientes del peligro que esto genera para la seguridad del continente. “No sabemos cómo llegaron los autores de los atentados de París a esas armas”, dice el experto en armas de la ONU Ivan Zverzhanovski: “Pero en los Balcanes circulan muchas armas ilegales y sabemos que hay conexiones entre traficantes y la criminalidad organizada y terroristas, que son quienes las compran”. Zerzhanovski trabaja para la South Eastern and Eastern Europe Clearing House for the Control of Small Arms and Light Weapons (SEESAC), una organización de la ONU destinada al control de las armas en el este y sudeste de Europa.

El experto kosovar en seguridad Burim Ramadani, del Instituto de Estudios Europeos en Pristina, calcula que el potencial de riesgo es muy alto. Los Estados del oeste de los Balcanes son todavía frágiles, aclara, y eso permite a los grupos terroristas acceder fácilmente a las armas. Para el exdirector de los servicios secretos albaneses, Fatos Klosi, hay que tener en cuenta, además, otro aspecto importante sobre el tráfico ilegal de armas: “Los terroristas pagan bien y siempre encuentran armas en el mercado negro. Sabemos que ese mercado de criminales y terroristas existe en los Balcanes”, puntualiza.

Imagen de Vukovar durante la guerra en la antigua Yugoslavia.
Imagen de Vukovar durante la guerra en la antigua Yugoslavia.Imagen: picture alliance/dpa

Menos alentadoras aún son las cifras de armas ilegales en circulación en la zona. Según el ministerio del Interior serbio, solo en este país habría entre 200.000 y 900.000 armas ilegales en circulación. Un informe de la ONU del año pasado destaca especialmente la enorme cantidad de armas ilegales en Kosovo, donde se calcula que existen unas 450.000 armas, en un país de cerca de dos millones de habitantes. Según los datos del SEESAC, en Bosnia-Herzegovina podría haber unas 750.000 armas en manos de particulares.

En manos privadas

En cuanto a las cifras de Albania, solo se puede especular, aclara Fatos Klosi, pero está claro que hay muchas. “Sabemos que muchas han caído en manos de grupos criminales. Y otras están en manos de gente normal. Simplemente las conservaron tras los asaltos a los arsenales de 1997, sobre todo en las zonas rurales de Albania. Son personas que se sienten más seguros con un arma”, dice el experto.

Una situación similar es la que se produce en el oeste de los Balcanes. Muchos conservaron las armas tras la guerra, cree Nils Duquet: “Hemos descubierto que la gente comienza ahora a venderlas, también a personas que pasan pequeñas cantidades de contrabando a la UE. Una vez allí pasan de un grupo criminal a otro”, aclara. Pese a campañas de recogida tras la guerra de los balances, destinadas a motivar a la gente para que entregasen voluntariamente las armas, los éxitos esperados tardan en llegar. Por ejemplo, en Serbia solo se entregaron este año 7.500 armas.