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EE.UU.: simpatías despilfarradas

Louisa Schaefer/ERS5 de septiembre de 2006

El 11 de septiembre fue un shock para todo estadounidense. Cinco años después, los que están en el exterior se sienten incómodos, debido a los sentimientos anti-estadounidenses que ha desatado la política de Washington.

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Muchos alemanes acudieron a depositar flores ante la embajada de EE.UU. en Berlín, el 11 de septiembre del 2001.Imagen: AP

"Cuando recuerdo el 11 de septiembre, siempre se me corta el aliento", dice Kelly, una estadounidense residente en Alemania desde hace 17 años. "Es como Ground Zero. Todavía es como si tuviera un enorme agujero en mi estómago", cuenta.

Jahrestag 11. September 2001
El recuerdo del 11 de septiembre sigue impactando.Imagen: AP

Sus recuerdos de ese día son vívidos. Iba conduciendo hacia Bonn, cantando "Beautiful Day junto a su grupo favorito U2, que sonaba en la radio, cuando sonó su celular. "Un amigo me llamó para decirme que un avión se había estrellado contra el World Trade Center, y luego otro", relata Kelly, nacida en el estado de Nueva York. Y agrega: "Cuando oí lo del segundo avión, supe que no podía ser una coincidencia".

"Completamente sola"

My-Linh Kunst, originaria de Washington D.C., vivía por ese entonces en Bruselas, pero el 11 de septiembre se encontraba en Fráncfort. "Mi marido trabajaba en un negocio y yo estaba en el hotel, haciendo una traducción", recuerda My-Linh, añadiendo:" Había almorzado tarde y sintonicé CNN. Cuando se produjo el segundo impacto, el reportero dijo que se trataba claramente de un ataque terrorista".

My-Linh, al igual que millones de personas en el mundo, se mantuvo pegada al televisor durante días. "Para muchos compatriotas en el extranjero, la TV era la única fuente de información y consuelo. "Intenté llamar a mi familia en Washington, pero no conseguí comunicarme", relata. "Estaba completamente sola", afirma.

Jahrestag 11. September Trauer London
En Londres "todos lloraban".Imagen: AP

Fiona Newman encabezaba una delegación de negocios estadounidense en Londres. Cuando se supo la noticia, la mayoría de los integrantes del grupo abandonó la oficina para irse al pub, donde había un televisor. "Todos en el pub lloraban", recuerda Fiona, e indica que "nadie podía creer que algo semejante pudiera ocurrir en ninguna parte, y menos en Estados Unidos. La gente se sentía allí tan segura. Fue un enorme shock para los estadounidenses".

Solidaridad alemana

Muchos buscaron consuelo en otros compatriotas, pero no era fácil sobreponerse. Mary Brunowsky, presidenta del Club de Mujeres Estadounidenses de Colonia, llamó ese día a la "Casa de América", entidad que pertenece al consulado estadounidense de Düsseldorf y cuya misión consiste en explicar la política y la sociedad de EE.UU. al público alemán. "Nos dijeron que no fuéramos a ningún lugar en grupo, mientras los terroristas pudieran estar buscando blancos estadounidenses en el extranjero", relata Mary. Hasta el día de hoy, la federación de clubes femeninos estadounidenses en ultramar no publica en internet los lugares en que tienen lugar sus reuniones.

Aunque no estuvieran en su país, muchos estadounidenses sintieron la simpatía y recibieron muestras de apoyo de parte de los alemanes. La solidaridad ayudó a aliviar la preocupación. "Durante los días y semanas posteriores al 11 de septiembre hubo por doquier velas y flores en las afueras de la Casa de América", señala Bernd Herbert, encargado de asuntos culturales.

Apoyo que se esfuma

Pero la ola de simpatías no duró demasiado. La política exterior adoptada por Washington en respuesta al 11 de septiembre -la invasión de Afganistán, la guerra contra Irak, el hecho de que se admitiera la tortura en Abu Ghraib y la manera de detener prisioneros en Guantánamo- destruyó el poyo a su patria, en opinión de Kelly.

Un estudio del Pew Research Center lo confirma. Una encuesta que abarcó a 17.000 personas, de 15 países, indicó que la imagen global de Estados Unidos se ha deteriorado y el apoyo a la guerra contra el terrorismo ha declinado incluso entre estrechos aliados de Washington, como Japón. En la mayoría de los países examinados disminuyó el número de opiniones favorables a EE.UU., señala el estudio, según el cual la guerra de Irak ha perjudicado su imagen no sólo en los países árabes, sino "también en Europa y Asia".

Ciclos antiestadounidenses

Heike Bungert, profesora de historia norteamericana en la Universidad de Bremen, opina que los sentimientos anti-estadounidenses aparecen en forma cíclica. Ahora, a su juicio, hay una fase alta, debido a la política exterior de Washington. Así lo percibe también entre sus alumnos. "Existe la sospecha de que Estados Unidos quiere intervenir en todas partes", indica.

Por su parte Bernd Herbert, de la Casa de América, sostiene que "aquí en Alemania se tiene la sensación -resultante de la historia de las guerras mundiales- de que los problemas pueden y deben ser resueltos a través de negociaciones y no por la vía militar".