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Derrota electoral pone en duda reformas de Sarkozy en Francia

22 de marzo de 2010

El Gobierno de Francia intenta minimizar los cuantiosos reveses surfidos en las elecciones regionales de ese país. Pero el resultado podría echar por tierra ambiciosos proyectos del presidente galo.

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El presidente Nicolas Sarkozy deposita su voto.Imagen: AP

No es bueno para un presidente recibir un disparo en la proa por parte de los votantes justo antes de emprender un curso de reformas, como le ocurrió hoy al francés Nicolas Sarkozy.

Indirectamente, el mandatario sufrió una dura derrota en las elecciones regionales de este domingo: según las primeras estimaciones, el arco oficialista obtuvo un 36 por ciento, mientras que la oposición de izquierdas logró un 54 por ciento.

En las elecciones regionales de 2004, la brecha entre ambos grupos había sido del 37 al 50 por ciento. El hecho de que la derecha regirá a partir de ahora en tres -en lugar de dos- de las 26 regiones francesas, tampoco sirve de paliativo.

De todas formas, hoy no se dio el "gran golpe", la conquista de todas las regiones, que esperaban los socialistas. Tres regiones periféricas le permitieron a Sarkozy mantener la compostura. La única región continental que se mantuvo en manos de la derecha fue Alsacia. Las otras dos son la isla Réunion, frente a las costas africanas, y la Guyana Francesa -en América-, que tienen escaso peso en la política francesa. Córcega en cambio, que hasta ahora era -como Alsacia- de derechas, cayó en manos de la oposición.

Más allá de que el Gobierno intenta bajar la implicancia a nivel nacional del proceso, el resultado puede tener consecuencias masivas para el curso de reformas de Sarkozy. Especialmente el gran próximo proyecto, la reforma de pensiones, puede conllevar masivas olas de protesta en todo el país.

Una de las primeras reacciones a los resultados de hoy podría ser una reformulación de gabinete. El primer ministro François Fillon adelantó que asumirá su parte de responsabilidad en estos resultados.

Sarkozy no podría prescindir de este apreciado colaborador, pero podría apartar a algún que otro miembro del gabinete. Entre los candidatos más flojos figuran la secretaria de Estado para Asuntos Urbanos, Fadela Amara, o el ministro de Exteriores, Bernard Kouchner.

Otro resultado de las elecciones es el surgimiento de una nueva izquierda, mediante la asociación de socialistas y verdes. Tras los comicios, los jefes de ambos partidos, Martine Aubry (PS) y Cécile Duflot (Europa Ecológica), ganaron en estatura.

Aubry, que como madre fue inspiradora de la semana laboral de 35 horas, parece querer perfilarse como la Angela Merkel francesa: primero desestimada, pero luego pertinaz y exitosa. Duflot, de 34 años, madre de cuatro niños, logró hacerse escuchar con su particular estilo desestructurado.

También la extrema derecha se benefició con los resultados de hoy. La estrategia de Sarkozy, de arrebatarle el espacio en temas como seguridad e inmigración, no parece haber dado buenos frutos. Ahora se le reprocha que al haber remarcado estos temas, hizo que el Frente Nacional resultara otra vez una opción en las urnas. El jefe de partido, Jean Marie Le Pen, de 81 años, consiguió un 23 por ciento en el sur de Francia.

Para muchos franceses, las elecciones regionales son de segundo orden. Muchos no saben quién está al frente de las mismas y cuáles son sus competencias. Esto explica en parte la baja participación electoral. En la primera ronda hubo un 46 por ciento de asistencia a las urnas, y en la segunda un 51 por ciento.

Sarkozy tiene por delante sólo tiempos difíciles. La tasa de desempleo se ubica en niveles alarmantes, en un 10 por ciento, y se presume seguirá subiendo. La industria, golpeada por la crisis económica, eliminó miles de puestos de trabajo, a pesar de la ayuda estatal. Los proyectos de reforma se topan con fuerte resistencia.

Poco antes de la primera ronda, Sarkozy había anunciado una "pausa en las reformas" para la segunda mitad del año próximo. Una pausa que necesitará imperiosamente si quiere presentarse a la reelección en 2012.

Autora: Ulrike Koltermann (dpa)

Editor: Enrique López