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En plena la naturaleza el estilo pictórico se libera y torna más expresivo. Luz, color y movimiento son capturados espontáneamente. Las obras, en aquel entonces poco convencionales, despiertan la curiosidad de muchos artistas por conocer estos paisajes. En Ahrensoop, frente al Mar Báltico, los artistas se reúnen en una colonia. Otros tantos se encantan por el paisaje pantanoso junto al pueblo Worpswede, cerca del Mar del Norte. Y un tercer grupo, más tarde conocido como el "jinete azul" encuentran la inspiración en Murnau, Baviera.