Davos: "Recuperar la confianza global"
23 de enero de 2003
El Foro Económico Mundial (FEM), vuelve a reunirse en Davos, luego de su paso excepcional por Nueva York, el año pasado, en homenaje a las víctimas del 11 de septiembre. Davos, un pequeño centro de esquí con unos 13.000 habitantes, es la sede del encuentro desde sus inicios en 1971.
El FEM fue creado como un foro informal de líderes ejecutivos europeos. Desde entonces ha diversificado su contenido, como refleja la participación de decenas de jefes de Estado y de Gobierno, líderes religiosos, organizaciones no gubernamentales y académicos de renombre internacional. No obstante dominan los temas de interés económico. Más de la mitad de los 2.300 participantes de la edición actual son líderes empresariales.
Confianza en la economía
Según los organizadores, el actual foro de Davos se lleva a cabo en un "clima extraordinario de incertidumbre y complejidad global". Restablecer la confianza en el futuro se identifica por lo tanto como el principal desafío para los líderes globales. Habría una sensación de "resaca", luego de años de expansión económica y financiera sin precedentes, que se vieron interrumpidos por quiebras empresariales, fraudes contables y desplomes bursátiles, además del "terrorismo" como preocupación general.
La confianza sólo podrá recuperarse mediante el "buen gobierno" empresarial y el combate de la corrupción. Ambos son considerados ingredientes esenciales para volver a echar a andar la maquinaria económica, cuyos ejes centrales (comercio internacional e inversiones extranjeras) se han estancado desde el 2001.
Foro informal con peso real
Davos se entiende como plataforma para una cumbre "sin agenda". La ausencia de una agenda que imponga resultados concretos, se presenta como una de las ventajas del FEM. La falta de presión permitiría abordar de una manera más honesta temas que se escapan de indicadores económicos tradicionales, como el combate de la pobreza, aspectos de seguridad y la geopolítica.
El carácter interdisciplinario y la falta de presión para demostrar haber alcanzado metas concretas, se combina así con participantes de rango mundial, permitiendo que Davos marque el rumbo de los temas que se presenten a la opinión pública mundial.
Aunque Davos sea acusado de representar un "club" elitista que sólo defiende los intereses de los "poderosos", nadie puede negar el poder de convocatoria del evento. Así por ejemplo, el nuevo presidente de Brasil, Luis Inacio "Lula" da Silva, celebrado por muchos como quien alzará nuevamente la voz de los marginados latinoamericanos frente a los países del Norte, no ha resistido la tentación y será una de las estrellas de Davos.