Cuestión de fe - El programa de la Iglesia

En ningún país del mundo la cuota de refugiados es tan elevada como en Líbano. Allí ronda entorno al 30% de su población. Los refugiados viven en campamentos instalados junto a la frontera siria o buscan mejor suerte en las ciudades. En algunos lugares la cifra de refugiados es mayor que la de libaneses y su incorporación al mercado laboral resulta muy difícil. Pero más grave es la situación de los 400.000 niños refugiados sirios. Más de la mitad hace ya tiempo que no va a la escuela. Amenazan con convertirse en una generación perdida, además de volverse susceptibles a ideologías extremistas.

Por eso, para el Servicio Jesuita a Refugiados, JRS por sus siglas en inglés, la educación es el elemento clave para un futuro estable. La organización opera en más de 50 países, entre ellos Afganistán, Irak y Siria. También en Líbano está presente y, partiendo de la educación como una prioridad, cuenta con un equipo de psicólogos, trabajadores sociales y profesores locales e internacionales preparado para trabajar con niños y familias fuertemente traumatizados. El JRS no distingue entre musulmanes y cristianos pues considera que no se trata de una actividad de carácter misionero sino de ayudar a personas necesitadas y crear programas de apoyo y de educación.