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Crisis institucional en Ucrania

Enrique López Magallón6 de abril de 2007

La joven democracia de Ucrania pasa por un momento crítico. El presidente convocó a nuevas elecciones, mientras que el primer ministro y líder opositor mantiene rodeado el Parlamento con miles de simpatizantes.

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El presidente Yuschenko (der.) y su rival Yanukovich.Imagen: AP

Ucrania vive una de las crisis políticas más profundas desde que declarara su independencia de la Unión Soviética, el 24 de agosto de 1991. Y decimos que es una de las más profundas, porque en su corta vida institucional, el país ha vivido momentos por demás convulsos. Uno de ellos fue el turbio proceso electoral ocurrido en 2004, en el cual se dio como ganador al candidato prorruso Víctor Yanukovich.

Lo negro y lo naranja

Destacó en aquel entonces el tenebroso incidente en el cual se habló de un supuesto envenenamiento gradual al candidato Víctor Yuschenko, partidario del ingreso de esa nación a la Unión Europea. Ante la sospecha de un megafraude, el día de la segunda vuelta electoral, grandes contingentes ciudadanos se lanzaron a la calle en lo que se conoció como "revolución naranja" y forzaron una nueva ronda, que culminó con la investidura del actual presidente.

Ukraine Demonstration in Kiew Viktor Janukowitsch Anhänger
Marcha azul-amarilla. ¿Una nueva revolución?Imagen: AP

Esto no acabó con la división social e institucional en Ucrania. Si bien Yuschenko ocupa aún la presidencia, quien dirige los destinos del gobierno desde agosto de 2006 es nada menos que su rival enlas elecciones, el primer ministro Yanukovich.

La crisis actual

La cohabitación en el gobierno, desde el punto de vista de Yuschenko, ha llegado a un punto de parálisis institucional. Por ello, el pasado 2 de abril el presidente decidió disolver el Parlamento y convocar a nuevas elecciones para el 27 de mayo.

Ukraine Regierungskrise Wahlen Parlament in Kiew
El Parlamento sesiona en medio de "caos jurídico".Imagen: AP

Yanukovich y su partido se niegan a reconocer tal decisión, argumentando que antes debe ser refrendada por el Tribunal Constitucional. Al mismo tiempo, ha lanzado su propia versión de la "revolución naranja", estableciendo un cerco a la sede parlamentaria con partidarios suyos.

Son decenas de miles las personas que participan en esta "revolución azul-amarilla", colores del Partido de las Regiones, de Yanukovich. Muchas de ellas se muestran decepcionadas con los logros de la "revolución naranja", y están dispuestos a permanecer en las afueras del Parlamento hasta pasadas las vacaciones de Pascua. Como en otros logares del mundo, pues, la democracia de la calle se enfrenta a la democracia de las instituciones.

Ukraine, Demonstration in Kiew
Las manifestaciones son apoyadas por otras asociaciones prorrusas.Imagen: AP

Abandonan el barco

El momento, y la debilidad de las instituciones democráticas ucranianas, son caldo de cultivo también para la intriga palaciega. El primer ministro lleva a cabo una intensa operación política a fin de allegarse aliados dentro del cuerpo parlamentario. Así, ya son más de diez los legisladores que han desertado de las filas del presidente, para pasarse a la oposición.

Pero estos acontecimientos no pueden explicarse sin, además, abordar la sombra de Rusia. Cuando el presidente Yuschenko anunció que se reuniría con su Consejo de Seguridad para analizar la situación en la sede parlamentaria, emisoras rusas esparcieron el rumor de que el mandatario ucraniano decretaría un estado de excepción.

Ukraine Regierungskrise Wahlen Julia Timoschenko
Julia Timoschenko, otra líder opositora, podría resultar decisiva en la crisis.Imagen: AP

El interés oculto detrás de ésta y otras maniobras es, evidentemente, minar la posibilidad de que Ucrania se afiance como bastión europeísta, y propiciar un frente prorruso en el segundo país más grande de Europa, territorialmente hablando.

Todo indica que la tensión se mantendrá durante los "días de guardar". Yanukovich ha dicho que la semana entrante tomará una decisión sobre participar o no en las elecciones (es decir, decidirá si pugnará por el poder a través de las instituciones, o si se lanza a una aventura por fuera de éstas).

El Tribunal Constitucional anunció que se tomará un plazo máximo de 15 días para decidir sobre la solicitud del presidente. el Parlamento, entre tanto, continúa sesionando pese a la disolución decretada, en medio de reproches al presidente por el "caos jurídico" en el que viven las instituciones. El choque de trenes, si se produce, podría prolongar la crisis mucho más allá de tales plazos.