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Las lecciones de la crisis

Andreas Becker/ (EU)1 de septiembre de 2012

Europa sigue padeciendo una crisis de deuda soberana, un problema que conocen desde hace décadas muchos países en desarrollo. Una exposición en Fráncfort abordó la relación entre países deudores y acreedores.

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Imagen: AP

Se aprende más de los fracasos que de los éxitos y lo mismo sucede con una crisis económica provocada por un alto endeudamiento. Si fue suficientemente dolorosa y se aprende la lección, no se vuelve a repetir. El afectado ya sabe como volverse a levantar. Y que mejor ejemplo que Alemania misma.

En 1952, la joven República Federal registraba un endeudamiento de 30.000 millones de marcos. Si los 70 países acreedores hubieran impuesto recortes, medidas de austeridad y hubieran exigido que Alemania pagara su deuda total, el llamado milagro económico alemán nunca se habría producido.

En los célebres acuerdos de Londres, suscritos el 27 de febrero de 1953, los países acreedores concedieron a Alemania condiciones envidiables, como una reducción directa de entre un 50 y 75% en todos los tramos de su deuda externa, una drástica reducción de las tasas de interés y se ampliaron los períodos de gracia para el pago de la deuda.

Londoner Schuldenabkommen 1953
Acuerdo de Londres de 1953Imagen: picture-alliance/dpa

Futura nación exportadora

Los países acreedores establecieron la base de una futura nación exportadora. “Los acreedores y la parte negociadora alemana, acordaron que el país no pagaría su deuda con reservas, sino en función de la capacidad de pago, es decir, a partir del excedente de sus exportaciones”, explica Jürgen Kaiser, representante de una ONG alemana (erlassjahr.de), organización que trabaja para la reducir la deuda externa de países en desarrollo.

El experto advierte que Grecia se ha endeudado comprando armamento alemán por un valor de miles de millones de euros y lo mismo sucedió en países africanos que por décadas pidieron créditos para comprar armas, o para construir represas y calles. “Cuando llegaba el momento en el que no podían seguir pagando los intereses de la deuda acudían al Club de París”, afirma.

El Club de París agrupa a los países acreedores. Desde 1956 han sido firmados más de 400 convenios de reducción de deuda, sin embargo la mayoría de los países endeudados ni soñando recibiría las condiciones otorgadas otrora a Alemania. Los países acreedores cambiaron de postura y durante décadas exigieron el pago completo de la deuda. Solo a fines de los 80's se mostraron dispuestos a conversar sobre reducciones a algunos países y en el 2000 incluso hicieron condonaciones a algunos países pobres.

Griechenland Parlament Athen Proteste
Protestas callejeras en Atenas.Imagen: REUTERS

Duros recortes y medidas de austeridad

Al igual que Grecia hoy en día, la mayoría de los países endeudados se veía obligado a imponer duros recortes y medidas de austeridad que llevaron a sus economías al borde del colapso. “Si se mira en retrospectiva el peor error fue no tomar en cuenta la producción de una economía y su recuperación, eso fue muy claro durante la crisis de Asia”, afirma Jürgen Zattler, experto del Ministerio alemán para la Cooperación Económica y el Desarrollo.

Debido a que no existe una "ley de insolvencia" para Estados, no hay una instancia neutral que regule esos casos. Por eso, los países endeudados tienen dificultades para defender sus intereses durante las negociaciones. Ya sea el Club de París o la Troika europea, la contraparte está integrada por países e instituciones miembros del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que hacen el papel de inspectores, jueces y acreedores a la vez.

Erlassjahr.de demanda una "ley de insolvencia" para Estados. En 1953 cuando fueron suscritos los Acuerdos de Londres, se había progresado considerablemente en esta dirección. Se estableció por ejemplo, un tribunal de arbitraje en Koblenza que debía intervenir en casos de pleito y estaba integrado por jueces tanto alemanes como de los principales países acreedores. Sin embargo, hoy en día un país como Grecia sólo puede soñar con un tratamiento similar.

Autor: Andreas Becker/ EU

Editora: Emilia Rojas