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Correr contra la demencia

4 de octubre de 2009

Contra la demencia no hay nada mejor que salir corriendo: la actividad física no sólo mantiene el cuerpo, sino también las células grises en forma.

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Imagen: DW

En el Congreso Anual de la Sociedad Alemana de Neurología, que acaba de realizarse en Núremberg, Alemania, expertos informaron que toda una serie de recientes estudios prueba definitivamente que realizar actividades deportivas no sólo es bueno para el cuerpo, sino también para el cerebro.

El deporte puede proteger incluso de la enfermedad de Alzheimer (demencia progresiva y crónica), las depresiones y los ataques de apoplejía (interrupción brusca del flujo sanguíneo en el cerebro).

“Todo adulto debería realizar deporte por lo menos 30 minutos por día”, aconseja la profesora de Neurología Barbara Tettenborn, que también es una exitosa triatleta. Con esa inversión de tiempo y esfuerzo relativamente reducida, el riesgo de un ataque apopléjico puede reducirse en un 25 por ciento, agregó la directora médica de la Clínica de Neurología del Hospital St. Gallen, Suiza, y profesora extraordinaria de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia.

Cuanto más deporte, mayor es el efecto

Fahrradfahrer am Niederrhein
Andar en bicicleta: barato y saludable.Imagen: AP/EUROGA2002PLUS

Los más recientes estudios demuestran también que existe una “relación entre la dosis y el efecto”, agrega Tettenborn. Es decir: cuanto más actividad deportiva y más regularmente, mayor es el efecto de protección. Correr un kilómetro diariamente reduce el riesgo de derrames cerebrales en un once por ciento. Aquellas personas que corren ocho o más kilómetros por día tienen un riesgo 60 por ciento menor que los corredores de “corta distancia” de menos de dos kilómetros por día. Así se constató en el estudio "National Runner's Health Study", realizado en Estados Unidos y presentado en el congreso de Núremberg.

Más de 40.000 corredores participaron en el estudio, siendo observados por los médicos durante casi ocho años en promedio.

Resultados igualmente convincentes arrojó un estudio en el cual se evaluaron las enfermedades circulatorias de 60.000 personas que acuden regularmente a gimnasios de fitness. Pero el deporte de condición no sólo protege de una ataque apopléjico, sino que ayuda también a conservar las capacidades intelectuales.

Deporte y demencia: relación inversa

Un posible mecanismo de acción puede ser que reduce la presión sanguínea, dice el profesor Joachim Röther, miembro del directorio de la Sociedad Alemana de Estudios de la Apoplejía y médico jefe de la Clínica de Minden. “Con el deporte se puede reducir la presión sanguínea en unas diez unidades, tanto como con medicamentos”, dice Röther.

Urlaub für Alzheimerpatienten Symbolbild Alzheimer
Paciente de Alzheimer con enfermera: más deporte, menos demencia senil.Imagen: picture alliance /dpa

“Existe una interrelación entre altos valores diastólicos (el movimiento de dilatación del corazón y de las arterias, cuando la sangre penetra en su cavidad) y la reducción de las capacidades intelectuales”, resalta Tettenborn, remitiéndose a otro estudio, en el que se constató que 1800 personas de edad que realizaban regularmente actividades deportivas enfermaron menos de Alzheimer que el promedio de la población.

La importancia de una buena dieta

En el mismo estudio se demostró que una consecuente dieta “mediterránea” reduce también el riesgo de contraer Alzheimer. Las características principales de la dieta mediterránea son un alto consumo de productos vegetales (frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pan y otros cereales), aceite de oliva como grasa principal, un mayor consumo de aves y pescado que de carnes rojas, y vino en cantidades moderadas.

El mayor efecto de protección, cómo podía ser de otra manera, se registró en el estudio en las personas de edad que además de alimentarse sanamente, también practicaban deporte regularmente.

En el Congreso Anual de la Sociedad Alemana de Neurología, que tuvo lugar del 23 al 26 de septiembre en la ciudad alemana de Núremberg, participaron unos 5.000 neurólogos, que intercambiaron experiencias, participaron en cursos de perfeccionamiento y pudieron informarse sobre nuevos métodos de tratamiento de enfermedades.

Autor: Pablo Kummetz

Editor: Claudia Herrera Pahl