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Cho’jac: los tejidos mayas llegan a Europa

Eva Usi
18 de abril de 2018

La marca berlinesa Cho’jac une la producción de artesanos mayas y alemanes: mochilas, bolsas y llaveros fabricados con fibras de sisal, destinados a consumidores cuya prioridad no es el precio, sino la sustentabilidad.

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Deutschland Berliner Label Cho'jac
Imagen: Cho'jac/Maidje Meergans

La fibra de sisal, considerada uno de los materiales más robustos y prometedores del futuro, usado cada vez más en la industria e incluso en la construcción, ha llegado a Berlín como una elegante y ligera mochila de material elástico y cintas de piel ajustables.

Se asemeja a una versión refinada de las bolsas de red populares en Europa en la década de los setenta, que siguen vendiéndose en algunos mercados en México. De ahí es originaria la planta de Agave sisalana, capaz de resistir enfermedades y malas hierbas, que crece en climas secos, como los territorios mayas al sureste mexicano. Esas comunidades le han sabido sacar provecho a este material desde hace siglos.  

El diseñador de textiles Thomas Kilian Bruderer, vio este material en una exposición en el Museo Etnográfico de la Universidad de Zurich. Las piezas en la muestra aludían a técnicas en peligro de extinción.

El diseñador Thomas Killian Bruderer
El diseñador Thomas Killian BrudererImagen: Privat

Técnicas en peligro de extinción

La etnóloga suiza Rosmarie Pazeller, investigó esta tradición en su trabajo doctoral que publicó en un libro en 2014, cuyo título alude a la particular flexibilidad de esta técnica de tejido, que es utilizada para transportar carga relativamente pesada. La carga consiste por lo general en madera o maíz, y los indígenas la llevan en la espald,a con una banda que sujetan en la frente.

La etnóloga fue también la que abrió el mundo de la comunidad tzotzil al joven diseñador. Estas redes son llamadas Cho'jac, de ahí el nombre de la nueva marca.  "Ella me contó que esta técnica está en peligro de extinción, porque hay muy poca gente que sigue produciéndola. Así fue como nació el proyecto".

"Debido a que en Europa sería difícil convencer a la gente que cargue cosas con la frente, adapté estas redes como mochila, y también como bolsa de compras. El material es flexible por la manera como es tejido, porque la fibra en sí misma no es flexible, sino es la técnica del tejido", explica Bruderer.

El diseñador encontró una familia tzotzil que se dedica a tejer estas redes en las afueras de San Cristóbal, en las montañas, un poblado de difícil acceso. "El desarrollar una relación de confianza fue una de las cosas más difíles del proyecto", cuenta Bruderer. Conocida es la desconfianza de estas comunidades tzotziles y tzeltales a toda persona extraña.

 Tejidos de sisal capaces de transportar carga de varios kilos.
Tejidos de sisal capaces de transportar carga de varios kilos.Imagen: Cho'jac

Comunidades muy reservadas

"Tuve la suerte de que esta etnóloga me ayudó mucho. Ella ya conocía a esta familia y fue la intermediaria. Su nombre fue como la palabra clave que me dió acceso a su casa para que pudiera trabajar con ellos".

Una de estas redes, por lo general, es elaborada por una sola persona, y dependiendo de lo fino y del tamaño de la red, le toma entre seis y ocho semanas, según el diseñador. 

"Primero hay que cortar la hoja de agave. Luego, con el machete, se quita la pulpa hasta que queden las fibras limpias, que se lavan y se secan bajo el sol. Es un trabajo corporalmente pesado, y lo más rápido del proceso. Una vez terminado se comienza a tejer la fibra sobre la rodilla. Es algo difícil, pero apenas después es cuando se puede empezar a tejer la red. Tiene su mérito, aunque es un trabajo contemplativo, hay que estar concentrado, y se requiere una habilidad motriz refinada", explica Bruderer.

Negocio sustentable

El diseñador subraya su interés en montar un negocio sustentable y justo para los productores mexicanos. "Les pago un poco más que el precio al que venden en el mercado. Nuestras mochilas y bolsas nos son artículos de masas. Mis artesanos no podrían producir cientos de bolsas, y tampoco esa es la idea. Tengo un grupo cada vez más numerosos de consumidores que prefieren gastar más en una pieza de alto valor, confeccionado a mano y de manera sustentable.

La marca Ko'jac une la experticia de artesanos mayas y alemanes.Imagen: Cho'jac/Lorenz Cugini

El cuero de las bandas que sujetan la mochila a la espalda proviene del sur de Alemania, que luego es trabajado en un taller en Brandenburgo, también un negocio familiar. El forro está hecho de un lino muy grueso que es confeccionado por un taller en el que trabajan personas discapacitadas.

Con los ingresos de venta Bruderer financia cursos de tejido en Chiapas a través de la ONG llamada Impacto, que está muy activa en Chiapas y trabaja con las mujeres indígenas de la región. "Yo financio los cursos e Impacto pone las instalaciones y conoce a la gente", afirma Bruderer.

El diseñador suizo vende sus productos en el Museo Etnológico de Basilea y en varias tiendas de Zúrich. "En suiza he tenido un buen recibimiento. Los suizos suelen gastar más que los alemanes. Puede tener que ver con el hecho de que la gente gana más y se puede permitir este tipo de gastos. Pero también tienen una mayor conciencia sobre los productos fabricados de manera sustentable".

Aunque la marca Cho'jac es berlinesa por haber nacido en la capital alemana, en donde vive el diseñador, todavía busca una tienda adecuada para su venta.

Autora: Eva Usi (CP)