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China, Rusia y Hamás

Alexander Görlach.
Alexander Görlach
10 de octubre de 2023

La nueva Guerra Fría entre las naciones liberales del mundo y los países donde gobiernan autócratas ha encontrado un nuevo terreno en el que librar el conflicto: Israel, opina Alexander Görlach.

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El jefe de Estado chino, Xi Jinping (centro izq.), y el presidente ruso, Vladimir Putin (centro dcha.), en Moscú en marzo
El jefe de Estado chino, Xi Jinping (centro izq.), y el presidente ruso, Vladimir Putin (centro dcha.), en Moscú, en marzoImagen: Russian Presidential Press Office/AP/picture alliance

El brutal e inhumano ataque de los terroristas de Hamás contra civiles en Israel ha sido condenado por naciones democráticas de todo el mundo. Rusia y China, por su parte, dos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, dijeron que ambas partes deben mostrar ahora moderación y no escalar el conflicto. De este modo, los dictadores Xi Jinping y Vladimir Putin muestran una vez más a la comunidad global que en el nuevo orden mundial que quieren establecer juntos ya no se aplicará el derecho internacional.

También el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a quien le gusta comparar a Turquía con el Imperio Otomano y que tiene sueños imperiales similares a los de Xi y Putin, está tocando esta bocina y pidiendo a ambas partes que muestren moderación. En más de una ocasión, Erdogan ha intentado ganarse a la población del mundo árabe mediante una política radical antiisraelí. Pero al mismo tiempo ha evitado dejarse arrastrar al lado de Putin y Xi, que se alejan cada vez más de las normas civilizadas establecidas por las Naciones Unidas. Así, Ankara sigue manteniendo contactos con Ucrania atacada por Rusia; el presidente turco condena la usurpación de tierras por parte de Moscú y exige que el territorio ocupado sea devuelto a Kiev.

El frío aparato del PC

Por otra parte, en la guerra de Ucrania los estrechos aliados Rusia y China se apoyan totalmente en el mayor enemigo de Israel, Irán. Drones iraníes están llegando al frente en Ucrania. Tanto el dictador de Pekín como el de Moscú posan junto con representantes del régimen iraní en las fotos.

Alexander Görlach, columnista de DW.
Alexander Görlach, columnista de DW.Imagen: Privat

Sin Irán, sin embargo, Hamás y Hezbolá no podrían atacar a Israel desde Gaza y Líbano. Al declarar una pseudo-equidistancia de Israel y Palestina en una presunta noble declaración de neutralidad, China y Rusia se ponen del lado de Hamás.

Así, la declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores de Pekín ni mencionaba ni condenaba a Hamás. El pronunciamiento carente de empatía del frío aparato del Partido Comunista fue criticado con razón, entre otros por el líder de la mayoría del Senado de Estados Unidos, Chuck Schumer, quien expresó su conmoción por el hecho de que la matanza de más de 250 jóvenes en un festival de música, perpetrada por Hamás, no hubiera suscitado compasión alguna.

Matanza en su propio país

Pero no cabe esperar empatía por parte de Pekín. En 1989, el mundo tuvo que presenciar cómo los dirigentes chinos masacraban a sus propios jóvenes que protestaban pacíficamente por más libertad en el aislado país. Se dice que el ejército mató a decenas de miles de personas en los primeros días de junio de ese año. Hasta el día de hoy está prohibido bajo severas penas hablar de esta masacre en la plaza de Tiananmen en la República Popular China.

En la actual situación geopolítica -que debido al comportamiento de China y Rusia es ahora tan tensa como no lo había sido hace años- existe el peligro de que Rusia y China apoyen militarmente a Irán en su lucha contra el Estado de Israel. Como en otros conflictos con el mundo libre, Putin y Xi se apoyan en el odio a Israel de algunas partes del mundo. También es probable que el ambivalente discurso de moderación, que evita deliberadamente decir quién es el responsable de la matanza, encuentre oídos receptivos entre algunos grupos del mundo libre que en realidad culpan a los propios israelíes de haber sido brutalmente atacados.

Xi y Putin, lamentablemente, pueden estar seguros de que tomando partido por Hamás, Irán y, en última instancia, el terror internacional que emana de Teherán, pueden aprovecharse de las divisiones en las sociedades occidentales para promover su propia agenda. Al final, tanto Putin, que ya ha iniciado una guerra, como Xi, que podría lanzar mañana una invasión del Estado insular democrático de Taiwán, pueden alegrarse de que Estados Unidos tenga que centrar ahora también su atención en la guerra de Hamás contra Israel, lo que le deja menos recursos libres para contrarrestar sus acciones.

Alexander Görlach es Senior Fellow del Carnegie Council for Ethics in International Affairs e investigador asociado del Internet Institute de la Universidad de Oxford.