China: ¿protestas contra el confinamiento o el Gobierno?
28 de noviembre de 2022"Fuera el Partido Comunista, fuera Xi Jinping". Estas fueron las consignas coreadas por cientos de manifestantes en Shanghái la noche del sábado 26 de noviembre y la mañana del domingo 27, para exigir al Gobierno que ponga fin a las estrictas medidas de control de la pandemia que se han impuesto en varias ciudades de la segunda mayor economía del planeta.
La protesta es parte de una reacción a nivel nacional a la estrategia de "cero COVID" que ha impulsado Pekín, después de que un incendio en la región occidental de Xinjiang causara la muerte de al menos diez personas a comienzos de esta semana. Aunque las autoridades de Xinjiang han abierto algunos barrios de la capital regional, Urumqi, donde ocurrió el incendio, el malestar ciudadano se ha extendido a todo el país.
Un manifestante de Shanghái, que pidió solo ser identificado como Jason por razones de seguridad, dijo a DW que decidió salir a protestar tras enterarse de la manifestación sobre las diez de la noche del sábado. "Cuando llegué, a eso de las 11:40 de la noche, la Policía ya había cerrado las calles que llevaban al lugar de la protesta, y un grupo de manifestantes estaba rodeado por unos policías que les decían que se fueran", contó.
Según Jason, algunos manifestantes empezaron a cantar contra Xi Jinping. "Había personas en la multitud que se sospechaba que eran policías de civil, que empezaron a generar divisiones entre la gente", sostiene.
Otra persona presente esa jornada, que pidió solo ser identificada como Andy, dijo a DW que la mayoría de los que salieron a las calles exigían al Gobierno que pusiera término a los estrictos confinamientos, que es la razón por la que muchos creen que murieron diez personas en Xinjiang. "Creo que la única demanda era que se levanten las restricciones y volvamos a la vida normal", dice. "Eso de cambiar el régimen es algo que solo apoya un pequeño grupo de personas", asegura.
Algunos expertos estiman que las protestas reflejan el impacto que ha tenido la política china contra el COVID, que ha restringido la libertad de movimiento y de expresión. "El incendio de Urumqi muestra que ahora está amenazada la seguridad de las personas", dice Kai Ong, de Amnistía Internacional. "Antes, la gente ya tenía problemas para acceder a la atención médica, pero ahora se ha llegado al punto en que la gente se muere debido a estas políticas", explica.
Dudoso efecto de las protestas
Además de Shanghái, las protestas se han tomado campus universitarios en ciudades como Pekín, Nanjing, Guangzhou y Chengdu, donde los manifestantes piden el fin de las restricciones usando el eslogan "no quiero un PCR, quiero libertad".
A pesar del impulso en todo el país, Andy duda de que las protestas vayan a incidir en las decisiones del Gobierno. "Según mi experiencia y mi conocimiento del Partido Comunista chino, protestas como estas serán rápidamente desmanteladas y no lograrán su objetivo", dice.
Jason concuerda con Andy, y agrega que dado que las personas no tienen herramientas como la red de mensajería Telegram para organizar las protestas, lo del sábado fue algo caótico y carente de unidad. Y advierte que lo ocurrido puede llevar al Gobierno a adoptar medidas más duras.
"Esta vez es distinto"
Si bien algunos manifestantes expresan dudas sobre la duración de las protestas, otros creen que se ha suscitado cierto optimismo, pues las protestas han excedido las expectativas de muchos. "Pensé que nunca en mi vida iba a escuchar cánticos como los que escuché", dice una mujer que pide ser identificada como Emma.
"Al comienzo, la gente dejaba comentarios llenos de rabia en internet, pero no creía que nada cambiara. No esperaba que las protestas llegaran a las calles en Shanghái. Y fue conmovedor. Creo que esta vez hay algo diferente. Incluso si fue solo por una noche, fue diferente", agrega.
Los manifestantes se dispersaron a primera hora del domingo en Shanghái, pero regresaron al mismo lugar en la tarde, y siguieron pidiendo el término de los confinamientos. "En la protesta de ayer se encendieron antorchas y hoy hubo más. El mundo se vuelve más luminoso", dijo una manifestante que se identificó como Lin. "Toda China está iluminada hoy", agregó.
Ian Chong, un cientista político de la Universidad Nacional de Singapur, dijo a DW que las autoridades chinas parecen haber sido tomadas por sorpresa por las protestas, y que creía que Pekín esperaría a que la energía de las protestas se disipe por su cuenta.
"Creo que existe el riesgo de que aumentar la represión impulse las manifestaciones", sostiene el experto chino. Pero recuerda una cosa: "El Partido Comunista de China, especialmente bajo el liderazgo de Xi, es especialmente poco tolerante a las protestas y posibles desafíos a la autoridad". Una advertencia que ya comenzaba a tomar cuerpo este lunes, con las calles custodiadas por la Policía y la información en línea bajo una censura más estricta que de costumbre.
(dzc/rml)