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Cryosat 2, en órbita

10 de abril de 2010

Cryosat 2 está en órbita. Este satélite se encargará durante los próximos tres años de medir el grosor de las capas de hielo con exactitud y determinará su efecto en el clima de la Tierra.

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An diesem Donnerstagnachmittag (8. April, 15.57 Uhr MESZ) soll der europäische Eisforschungssatellit «CryoSat-2» (undatierte ESA-Darstellung) starten und mindestens drei Jahre lang die Dicke des Land- und Meereises auf den Zentimeter genau vermessen. Wissenschaftler aus aller Welt warten mit Spannung auf Daten, die in Kürze aus 720 Kilometern Höhe aus dem All kommen sollen. Auf dem russischen Weltraumbahnhof Baikonur in Kasachstan läuft der Countdown für eine der wichtigsten Weltraumexpeditionen der vergangenen Jahre. Foto: Astrium/ESA (zu dpa 0499 vom 06.04.)
Cryosat-2, un proyecto de la Agencia Espacial EuropeaImagen: picture alliance/dpa

“Cuando era niño me subía a toda superficie de hielo que encontrara”, cuenta Duncan Wingham del University College de Londres. Más o menos cuarenta años después este hombre delgado y de largo pelo rubio que parece más bien un muchacho grande vuelve a subirse a las capas de hielo, esta vez más profesionalmente y como físico climático. “Con Cryosat 2 vamos a medir en qué partes de los polos hay más hielo”, cuenta Wingham. A finales de la década de 1990, Wingham propuso a la Agencia Espacial Europea (ESA) la misión de investigación que hoy dirige.

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Europäischer Satellit CryoSat-2
Pruebas de CryoSat-2, en MúnichImagen: picture alliance/dpa

Hace exactamente cuatro años y medio, este investigador del clima creyó haber logrado su objetivo. Pero el primer Cryosat cayó en el mar Ártico diez minutos después de su lanzamiento debido a una falla en el motor del cohete ruso. Paa la ESA, no obstante, la misión era de tal importancia que medio año más tarde estaba aprobando un presupuesto de 140 millones de euros para la segunda fase de la misión: una decisión increíblemente rápida teniendo en cuenta la más bien lenta manera de andar en los círculos cosmonáuticos.

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Klimasatellit Cryosat
Así realizará las mediciones CryoSat-2Imagen: ESA - AOES Medialab

“El hielo es muy importante para nuestro clima, y viceversa. Los seres humanos estamos destruyendo el hielo con el calentamiento global. El satélite tiene que medir cuán rápido es este deshileo”, explica Wingham. El principio de medición de Cryosat 2 es sorprendemente simple: el satélite lleva a bordo un radar que envía constantemente impulsos hacia abajo y mide exactamente cuándo la onda de su eco alcanza otra vez el satélite. De la duración de esta señal, los científicos deducen cuán alejada está la capa de hielo. Cryosat 2 está dotado de un radar altímetro que funciona todo el tiempo.

Se trata de medir cuán gruesas son las superficies heladas de la Antártida y cuánto hielo flota por las aguas polares. Hasta ahora los satélites sólo han podido fotografiar dónde se encuentran las masas gélidas. Su grosor nunca se ha podido establecer. “El sistema de radar se llevó más de la mitad del presupuesto. A cambio es realmente bueno, y con él sabremos –con un margen de error de 2 centímetros- cuánto miden los iceberg; podremos calcular cuánto hielo contienen”, dice Wingham.

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La medición, un desafío

Klimasatellite Cryosat
Quizá con la investigación de las capas polares suceda lo mismo que con la del ozono.Imagen: ESA

El satélite CryoSat-2 fuue construido por un consorcio liderado por EADS Astrium en la alemana Friedrichhafen y logra dar la vuelta a la tierra en 90 minutos. Las mediciones parten del supuesto de que la posición de este satélite en órbita a 717 kilómetros de la Tierra se sepa con precisión. Esto supone un desafío técnico para el equipo del Centro Europeo de Control Satelital (Esoc) en Darmstadt.

En el mar Ártico, los investigadores quieren sobre todo determinar cuánto influyen viento, corrientes marinas y temperaturas de agua y aire en el hielo. “En la Antártica nos interesa determinar cómo reacciona la capa de hielo a los cambios en las profundidades, que nadie sabe en realidad de qué están compuestas. Queremos saber exactamente qué sucede cuando el hielo se desliza de la tierra al mar”.

Sólo cuando Duncan Wingham y sus colegas hayan entendido cómo se comporta el hielo, podrán entender las corrientes marinas. En el Atlántico Norte las pesadas aguas salinas se van al fondo e impulsan las aguas cálidas de la corriente del Golfo hacia el norte. “Para este proceso, el hielo del océano polar es de suma importancia. En el Atlántico Norte existe el peligro concreto de que los cambios en la cantidad de masa polar alteren masivamente las corrientes marinas, con consecuencias incalculables para Europa”, previene Wingham.

Gracias a los datos de Cryosat 2, los investigadores podrán hacerse un panorama de la formación y el deshielo de las zonas polares, sin embargo durante los cinco años que dura el proyecto no es posible determinar tendencias globales. El investigador apuesta por la creatividad de sus colegas: “Hace algunos años contábamos sólo con un satélite que medía el contenido de ozono de la atmósfera. Cuando se vio que funcionaba y que los datos entregados eran importantes, hubo de pronto muchos satélites que podían medir el ozono. Quizá con el hielo suceda algo parecido”.

Autor: Dirk Lorenzen/Mirra Banchón
Editor: José Ospina