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¿Cómo conseguirá Alemania reducir las emisiones?

Gero Rueter (LGC/CP)23 de noviembre de 2015

La comunidad internacional quiere limitar el calentamiento global a un máximo de dos grados. Para eso, deben reducirse rápidamente las emisiones de dióxido de carbono. ¿Es esto posible? Hay estudios que así lo indican.

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JUWI Wind PV und Solaranlagen NEU
Imagen: JUWI/Fotograf: Jan Hosan

En la Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU en París, a finales de año se deberá adoptar un nuevo acuerdo para limitar el calentamiento global a un máximo de dos grados. Según el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC), este objetivo sólo puede alcanzarse si se reduce hasta casi cero la emisión de gases de efecto invernadero.

Tres cuartas partes de estos provienen, hoy en día, de la quema de combustibles fósiles, según el Panel. El otro cuarto se debe a la tala de árboles y a la agricultura. "Este hallazgo significa que, para la mitad de siglo, tenemos que haber reinventado los sistemas de energía, sobre todo en los países industrializados, apostando fuertemente por las energías renovables”, explica el vicepresidente del Instituto Wuppertal y miembro del Panel, Manfred Fischedick. “El empleo de combustibles fósiles debe retroceder a mitad de siglo hasta casi cero”.

Energía sin emisiones

En el marco del Proyecto para la Descarbonización Profunda (DEEP) de la ONU colaboran científicos de todo el mundo. Liderados por Fischedick, acaban de publicar el informe 'Hacia una descarbonización sustancial en Alemania'. En las próximas semanas, seguirán informes de países como Estados Unidos, China, India, Rusia, Reino Unido, Brasil y Sudáfrica.

El Instituto Wuppertal para el Clima, Medio Ambiente y Energía contempla tres escenarios para la reforma de la oferta de energía en Alemania hasta 2050. El objetivo marcado por el Gobierno Federal es reducir para ese año las emisiones entre un 73 y un 93 por ciento respecto a 2014. En los tres casos resulta clave el ahorro de energía, "sin el cual hay pocas posibilidades de alcanzar los objetivos", según Fischedick. Se requiere una reducción del consumo energético en electricidad, calefacción, transporte e industria de un 40 al 47 por ciento.

La demanda restante se cubrirá en gran parte mediante energías renovables, que representarán entre un 51 y un 73 por ciento del total de energía consumida. Un porcentaje que deberá ser todavía mucho mayor si nos fijamos sólo en el consumo de electricidad: entre un 80 y un 98 por ciento, cuando en la actualidad es del 32 por ciento. Alemania va por la senda correcta en este sentido: "Las últimas dos décadas han demostrado que las energías renovables pueden tener éxito", dice el informe del IPCC. Su utilización para calefacción y transportes, sin embargo, ha avanzado poco.

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Planta experimental de conversión de electricidad en gas.Imagen: HSR

El combustible de origen eléctrico

Todos los escenarios prevén el uso de electricidad de origen renovable para calefacción, así como para la producción de combustibles limpios para la industria y el transporte. Con las tecnologías de conversión de electricidad en gas se podrían reemplazar todos los combustibles derivados del petróleo. Mediante electrolisis se genera hidrógeno a partir del agua y, en pasos sucesivos, gas, diésel o queroseno. "Esta tecnología ayudaría a eliminar el carbón de sectores como la industria y el transporte", subraya el investigador. Sectores en los que, a menudo, carecían de aplicación directa las energías renovables.

Otra estrategia para reducir los gases de efecto invernadero, de acuerdo con el informe, es el almacenamiento subterráneo del dióxido de carbono procedente de la industria (captura y secuestro de emisiones CCS). Por ejemplo, el producido en la fabricación de cemento podría así evitarse.

La conversión requerirá políticas de largo alcance

Según los autores, los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero en Alemania son viables. Y tendrían ventajas económicas. "Si se contabilizan los daños ocasionados por el dióxido de carbono, la implantación de energías renovables y la mejora de la eficiencia resultan más baratas que los recurrir a las energías tradicionales", señala Fischedick. Sin embargo, la sociedad debe sufragar anticipadamente la conversión del sistema energético en la etapa inicial.

Manfred Fischedick
El profesor Manfred Fischedick.Imagen: DW/K. Danetzki

Según los autores, es importante crear condiciones de inversión especialmente estables e involucrar a la sociedad en este proceso de profundos cambios. Por ejemplo, a través de la educación. "Sin condiciones políticas, institucionales, culturales y sociales apropiadas, la descarbonización no será posible", enfatiza Fischedick.

La reconversión energética requiere un esfuerzo sostenido durante varias décadas. Las ventajas a largo plazo compensan los esfuerzos iniciales, aclara el experto. Los efectos positivos no se limitan al clima: seremos menos dependientes de las importaciones de combustibles, potenciaremos la innovación y, con ella, las posibilidades de exportación. Y también disfrutaremos de mejor calidad de aire. El viento sopla a favor para que haya suficiente determinación política, sería la conclusión.