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Atlas de la Sociedad Civil: gobiernos atacan la protesta

4 de mayo de 2021

El Atlas de la Sociedad Civil examina el estado de los derechos fundamentales en el mundo. En 2020, muchos gobiernos recortaron las libertades de sus ciudadanos con el pretexto de luchar contra una pandemia.

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Symbolbild Mexikos Journalisten im Kreuzfeuer
Manifestación por la defensa de la libertad de expresión en MéxicoImagen: Mario Guzman/dpa/picture alliance

En informe Atlas de la Sociedad Civil está lleno casos delibertades restringidas:cárceles superpobladas en Filipinas, periodistas detenidos en Zimbabue, defensores de los derechos humanos amenazados en México y hasta policías perseguidos por el régimen venezolano  por hacer cumplir sus propias restricciones durante la "Cuarentena radical”.

Por cuarta vez, las organizaciones humanitarias alemanas Brot für die Welt (Pan para el Mundo) y Civicus publican un informe sobre la situación de las organizaciones y actores de la sociedad civil en numerosos países.

"2019 fue un año de protestas", dijo Dagmar Pruin, presidenta de Brot für die Welt. En todo el mundo, agregó, un número especialmente elevado de personas salió a las calles. "Una movilización que continuó en 2020, como en Estados Unidos y Bielorrusia". Además, a raíz de la pandemia, hubo protestas de personas que exigían más acceso a la ayuda de emergencia y menos corrupción. "Pero en muchos países, los gobiernos no atacaron las causas de la protesta, sino la protesta misma".

Solo 263 millones viven libres de represión 

El panorama para 2020 es sombrío. Según el informe, el 88% de la población mundial vive en sociedades que clasifica como restringidas, oprimidas o cerradas. Además de estas tres categorías, el Atlas de la Sociedad Civil también clasifica las sociedades como deterioradas y abiertas. De los 196 estados del mundo, solo 42 se consideran abiertos, según el informe. Ni siquiera todos los países de la UE entran en esta categoría. Esto significa que solo 263 millones de personas en todo el mundo viven libres de represión y disfrutan de plenas libertades sociales.

Alemania se considera abierta porque las organizaciones de la sociedad civil pueden actuar libremente, las manifestaciones están permitidas en los espacios públicos y la información es fácilmente accesible. El informe considera proporcionadas las restricciones a la libertad que también existen en Alemania a causa de la pandemia, pero critica el hecho de que, al principio de la crisis del coronavirus, la ordenanza preveía una prohibición general de las reuniones, que luego fue anulada por el Tribunal Constitucional Federal.

Kolumbien Proteste gegen Steuerreform Cali
Policía de unidad antimotines dirige un arma de fuego contra manifestantes en Cali, este 3 de mayo de 2021.Imagen: Luis Robayo/AFP

Colombia: "Fuerza policial, cada vez más militarizada”

"La pandemia ha expuesto las vulnerabilidades en algunos sistemas y regímenes", dice Silke Pfeiffer, directora de Derechos Humanos de Brot für die Welt. "Ha habido una tendencia a contrarrestar las debilidades con un exceso de autoridad, metiendo miedo a los ciudadanos".

Esto incluye, por ejemplo, 100.000 detenciones de personas en Filipinas que supuestamente no habían cumplido las medidas, ó 17.000 personas detenidas en centros de cuarentena en El Salvador, incluida una defensora de los derechos humanos a la que no se le hicieron pruebas del coronavirus hasta que llevaba tres semanas en el centro. La creciente violencia policial es también un problema importante, dijo.

Una encuesta realizada a cerca de 400 periodistas reveló que personas de 59 países sufrieron violencia policial relacionada con el coronavirus. En Colombia, cerca de 50 organizaciones no gubernamentales emitieron una declaración conjunta en la que deploraban "la violencia ejercida por la fuerza policial cada vez más militarizada”.

Persecución bajo el escudo de la pandemia

En muchos países, las medidas contra el coronavirus se han utilizado para socavar las democracias y presionar a los defensores de los derechos humanos y a los periodistas. En México, la defensora de los derechos humanos Clemencia Salas Salazar se encuentra actualmente bajo protección policial. Amnistía Internacional, entre otras, señaló el peligro que correría Salazar. En junio, Salazar volvió a recibir más protección.

En varios países, la normativa sobre la pandemia presiona a los periodistas. En Filipinas, no se renovó la licencia de emisión de ABS-CBN, el mayor canal de noticias, hasta la fecha. La emisora había informado repetidamente de forma crítica sobre las políticas del gobierno del presidente Rodrigo Duterte. "Por lo tanto, durante la pandemia, faltó una fuente importante para proporcionar información objetiva y crítica al público", dice el Atlas de la Sociedad Civil.

En otros países, con el pretexto de luchar contra la pandemia, se aprobaron leyes que socavaron o detuvieron los procesos democráticos. En Camboya, un país que oficialmente no tuvo una sola muerte por coronavirus en 2020, el Parlamento aprobó "una ley vagamente redactada que faculta al gobierno a declarar el estado de emergencia."

Hay señales de esperanza

"En 2020, la situación ha empeorado", resume la presidenta de Brot für die Welt, Dagmar Pruin. Pero también hay una evolución más positiva: muchas organizaciones de la sociedad civil han sido capaces de cerrar las brechas dejadas por sus gobiernos y han abordado la pandemia de forma creativa.

En Brasil, por ejemplo, la organización "Assesoria e Servicios a Projetos em Agricultura Alternativa" (ASPTA) compraba alimentos a pequeños agricultores que ya no podían vender sus productos debido al cierre de los mercados y las rutas de transporte. Luego, distribuía los alimentos a quienes tenían que ganar dinero cada día sin un contrato de trabajo fijo ni derechos laborales. Personas que durante la cuarentena no habrían sabido cómo mantener a sus familias.

(jov/er)