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Así vieron a ETA los corresponsales alemanes

3 de mayo de 2018

Tras casi seis décadas de existencia, ETA anunció su disolución. Dos corresponsales alemanes de larga trayectoria en Madrid relatan a DW las implicaciones del terrorismo vasco en Alemania, en España y en sus vidas.

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Baskische Untergrundorganisation ETA löst sich auf
Imagen: Reuters/V. West

"Sangre y lágrimas una vez más” titulaba el semanario alemán Die Zeit la crónica sobre la sangrienta jornada del 17 de diciembre de 1991 en España. Su autor era Volker Mauersberger, histórico corresponsal en Madrid de la cadena pública alemana ARD. No era la primera vez que los niños eran víctimas de ETA, pero la sociedad española tomó una mayor conciencia del terrorismo aquel día debido al crudo tratamiento mediático de uno de los atentados de aquella jornada, en el que la pequeña de 13 años Irene Villa perdió las dos piernas y tres dedos de una mano. "La televisión española nunca fue remilgada a la hora de mostrar imágenes de los atentados en toda su crudeza, pero esta vez ha ido aún más allá”, relata Mauersberger en aquella crónica de 1991. "Una y otra vez se ve el dolor de las víctimas: la sangre, el miedo y los muñones ensangrentados de la pequeña Irene alzándose ante la cámara”.

ETA: petición de perdón que ahonda en la herida

"ETA solo ha provocado tristeza en mi vida”, dice Mauersberger a Deutsche Welle el 3 mayo de 2018, después de conocerse el anuncio de disolución de la banda terrorista ETA. "Fue una de las razones principales por las que concluí mi labor como corresponsal en Madrid después de haber informado allí durante 12 años”, asegura. "Informé sobre tantos atentados.... ¿Ha leído usted Patria, de Fernando Aramburu? Es un libro extraordinario para conocer el contexto de ETA”, continúa el periodista y escritor, para quien hablar de la organización terrorista implica remover muchas emociones. "Me afectó sobre todo el destino concreto de algunas personas que fueron secuestradas y sufrieron torturas”.

Cuestión de términos

Hans Günter Kellner, colaborador de la cadena Deutschlanfunk y residente en Madrid desde 1996, confirma lo difícil que ha sido en ocasiones informar sobre ETA. "Es muy duro hablar con un político y enterarte a la semana siguiente de que ha sido asesinado”, dice a DW. Cuando Kellner llegó a España a mediados de los 90, tuvo lugar otro de los puntos de inflexión en la percepción de la sociedad española sobre el terrorismo: el secuestro y asesinato exprés del concejal Miguel Ángel Blanco.

Spanien Madrid Demonstration für die Opfer der ETA
Una manifestación en 2007, en recuerdo de Miguel Ángel Blanco y las víctimas del terrorismo.Imagen: picture-alliance/dpa/J. J. Guill

El grupo terrorista exigió al Gobierno de Aznar el acercamiento de los presos etarras al País Vasco como condición para liberarlo, chantaje al que no se cedió. "Aquello fue el principio de un cambio estratégico de ETA. Consistió en poner en el foco de su estrategia militar a los concejales de los ayuntamientos, amenazándolos, obligándolos a marcharse del país, incluso asesinándolos. Para el Partido Popular y el Partido Socialista era especialmente difícil encontrar gente para sus listas en los ayuntamientos. Aquello me pareció muy contradictorio y, a partir de ahí, su estrategia perdió toda lógica y desapareció parte del apoyo que ETA tenía en la sociedad vasca”.

Hans-Günter Kellner.
Hans-Günter Kellner.Imagen: Sandra Sebastián

Kellner recuerda que en los años 90 era tema de debate entre los corresponsales el término en alemán más adecuado para referirse a ETA. "Desde el principio, al igual que otros corresponsales veteranos, fui partidario de utilizar ‘organización terrorista' (Terrororganisation), mientras que otros argumentaban que era más adecuado ‘organización clandestina' (Untergrundorganisation). Eran tiempos en que ETA gozaba aún en Alemania de algún pequeño reducto muy activo de simpatizantes de la extrema izquierda, que enviaban cartas de protesta a los medios diciendo que el corresponsal había informado mal”, recuerda Kellner.

Conexión con movimientos anticapitalistas de los 70

Volker Mauersberger aclara esa "simpatía” que una parte de la izquierda alemana sentía en la década de los 70 por ETA. "Había ramificaciones dentro de la organización: ETA militar y ETA político-militar. Esta rama política tenía contacto con el movimiento tupamaro en Latinoamérica y con la RAF en Alemania. Eso es algo que se demostró posteriormente”, explica. "Aquellos militantes de ETA estaban influidos por los movimientos de liberación en Latinoamérica y la idea de que a través de acciones espontáneas se podía transformar la conciencia de la población civil. Después la rama político-militar se fue debilitando progresivamente. Entre la izquierda alemana existió la esperanza de que, a través de ETA, surgiera un movimiento anticapitalista. Pero su propia trayectoria desacreditó a la organización”.

Volker Mauersberger.
Volker Mauersberger.Imagen: picture-alliance/dpa/H. Hirndorf

Una trayectoria que llevó a la organización terrorista a asesinar a más del 90 por ciento de sus víctimas durante el período democrático, a partir de la muerte del dictador Francisco Franco en 1975. "Después de que todo hubiera salido bien en el paso de la dictadura a la democracia, ETA hizo todo lo posible para que el proceso de transición colapsara”, dice Mauersberger. "Para los terroristas, era como si el fascismo continuara en el poder y el rey Juan Carlos I fuera su representante. De manera similar transforman hoy los independentistas catalanes la historia a su antojo, cuando España es uno de los países más libres que existen. ETA no entendió lo que sucedió cuando murió Franco ni quiso nunca entenderlo”. 

Lento declive 

El fin de ETA estaba sentenciado en los albores del siglo XXI, pero prosiguieron los atentados y aumentó la cifra de asesinados. No fue hasta  2011 cuando la agrupación terrorista anunció el "cese definitivo de la violencia”. Para Hans Günter Kellner, la actuación del Gobierno de Zapatero, la negociación con la organización y su "inteligente” política penitenciaria condujeron a ese momento que España y toda Europa deseaban, pero aquello se produjo "demasiado tarde”. Sobre todo para las víctimas.

En 2017, ETA escenificó su desarme bajo la supervisión de un grupo de control internacional. Un año después emitió un comunicado pidiendo perdón, "aunque de forma hermética e indirecta y justificando su historia”, dice Kellner. "La justificación sigue formando parte de su discurso, sobre todo cuando hablan de las ‘otras víctimas', las del terrorismo de Estado. Es cierto que existen, pero no se pueden equiparar unas con otras. Sin embargo, creo que el Estado español y los partidos tendrían en algún momento que debatir sobre una revisión de la ley de víctimas del terrorismo, para que tenga en cuenta a las víctimas del GAL, (Grupos Antiterroristas de Liberación, organizaciones parapoliciales que practicaron terrorismo de Estado contra ETA)”, agrega el periodista. "Creo que era necesario que la banda pusiera punto y final de forma explícita. Es algo muy improbable, pero así nadie en el futuro puede hacer terrorismo en su nombre", concluye.

Este 3 de mayo de 2018, ETA ha comunicado oficialmente su disolución.