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Sociedad

¿Quién debería poder hacer cola en el banco de alimentos?

23 de febrero de 2018

Las organizaciones de ayuda critican que se deje de dar comida a los extranjeros en un comedor social de Essen. La dirección lo justifica como un "grito de socorro".

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Deutschland Essener Tafel
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Weihrauch

"Nos horroriza que la Tafel se pronuncie de esa manera", dice Heike Vongehr. "Aquí se ayuda a cada necesitado, independientemente de dónde venga. Nadie se va con las manos vacías", dice la presidenta de la filial en Düsseldorf de la Tafel, un banco de alimentos presente en todo el país.

Las críticas de Heike Vongehr se dirigen a la Tafel de Essen por su decisión de admitir solo como nuevos clientes a alemanes. Ella no entiende por qué. Y es que desde enero de este año, la Tafel de la ciudad germana de Essen, en el oeste del país, ha dejado de prestar servicio a los extranjeros.

También las Tafel de las localidades cercanas de Oberhausen y Dortmund reaccionaron con incomprensión. "No creo que esta postura de la Tafel de Essen sea conforme con los estatutos y los valores federales de la institución", dicen desde la organización en Dortmund.

Desde enero, en Essen solo los habitantes con pasaporte alemán reciben la tarjeta de comida, que les permite obtener alimentos de la Tafel. Según los datos de la organización, tres cuartos de los necesitados tienen un trasfondo migratorio. El presidente de la Tafel de Essen, Jörg Sartor, y algunos miembros de su junta directiva quieren cambiar esto.

Sentimiento de incomodidad

De acuerdo con una encuesta interna entre los clientes de la Tafel, las mujeres y especialmente las madres solteras se sienten intimidadas por los hombres jóvenes que hablan otra lengua, dijo Sartor a los periodistas que se habían acercado a la organización. "Hemos averiguado que las personas se sienten incómodas mientras hacen cola", añadió. "El comportamiento de algunos ha llevado a la incomodidad de otros que ya no vuelven. Quiero que tengamos una convivencia razonable", indicó al tiempo que hablaba de un proceso de sustitución.

Deutschland Essener Tafel
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Weihrauch

La Tafel de Essen da 1.800 tarjetas con las que reciben alimentos adicionales 6.000 habitantes de la ciudad. El porcentaje de personas no alemanas que reciben esta ayuda es del 61 por ciento, según Sartor. La tarjeta tiene una validez de entre tres meses y un año, en función de la edad. Los mayores de 60 pueden utilizar los servicios de la Tafel sin limitación.

Cada vez más jubilados necesitados

El problema es que cada vez más personas acuden a recibir alimentos a las casi 930 Tafel que hay en toda Alemania. Uno de cada cuatro pensionistas es cliente de esta organización de ayuda, de acuerdo con datos de la institución federal. Las Tafel reciben los alimentos de negocios como supermercados, cantinas o panaderías. Al año esto da ayuda a más de 1,5 millones de personas.

"Como organización de ayuda social, es inaceptable que hagamos diferencia según el pasaporte o el color de piel. Se trata de una necesidad", declara Gerhard Timm, director del colectivo federal de organizaciones de beneficiencia. "Vemos un aumento en estas necesidades en todo el país. Pese a que Alemania es una nación rica, cada vez hay más pobreza en la vejez, o gente que no llega a fin de mes con los servicios sociales y necesita una ayuda adicional".

Otra razón para la mayor afluencia de necesitados en las Tafel es, en su opinión, el encarecimiento de los alquileres. "Nos hemos dado cuenta de que el precio del alquiler crece mucho más rápido que las pensiones, de que los trabajos precarios no dan para vivir o de que las ayudas sociales no bastan. Esto hace a la gente más dependiente". Él no ha constatado que haya una competición por la ayuda que desplace a otros necesitados. "Con los refugiados ha llegado un nuevo grupo de necesitados", dice Timm.

Deutschland Essener Tafel | Jörg Sartor, Vorsitzender
El presidente de la Tafel de Essen, Jörg SartorImagen: picture-alliance/dpa/R. Weihrauch

Que nadie sea privado de ayuda

"Poner a unos necesitados contra otros solo distrae de la propia miseria", sentencia Inka Jatta, de la rama local de la organización de ayuda a refugiados ProAsyl. "La forma en que la Tafel de Essen ha tomado esta decisión fomenta la xenofobia y preocupa a la ciudadanía, porque se sirve de prejuicios y clichés", añade.

"Puede que haya crecido el porcentaje de hombres jóvenes migrantes entre los clientes de la Tafel de Essen. También puede ser que algunos de ellos no se hayan comportado correctamente", dice Jatta. "Pero no es por ello aceptable que se prive de ayuda a todas las personas sin pasaporte alemán que la necesitan. En otras ciudades se han encontrado soluciones diferentes que no discriminan a nadie".

El propio jefe de la Tafel de Essen, Sartor, siente que se le ha entendido mal y no comprende toda la agitación. Sostiene que nadie le ha presentado quejas realmente y justifica su decisión: "Quizás excluimos desde hace dos meses a extranjeros, pero quizás también hemos estado excluyendo a alemanes desde hace años sin saberlo".

Su balance: desde enero ya ha caído el porcentaje de extranjeros. ¿Puede esta iniciativa alimentar el voto a los partidos derechistas como Alternativa para Alemania (AfD)? "¡Si tuviéramos algo contra los extranjeros, habríamos mandado a casa al 75 por ciento en diciembre", se defiende Sartor. "Siempre hemos tenido un alto porcentaje de extranjeros. Esto no es sino un grito de socorro".

Autora: Sabrina Müller-Plotnikow (EAL/VT)

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