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Tras la Segunda Guerra Mundial, en el Este de Alemania continuó el tráfico ilegal de obras de arte. En Alemania Oriental, muchos coleccionistas privados y casas nobiliarias fueron sistemáticamente expropiados. A los museos públicos se les concedió un plazo de dos décadas para alcanzar acuerdos con los propietarios originarios. Las obras sobre las que no se llegó a un arreglo, saldrán a subasta.