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¿Adiós a la Bella Italia?

Emilia Rojas8 de julio de 2003

Tal indignación causó en Alemania el secretario de turismo italiano al lanzar una andanada de ofensas contra los veraneantes germanos, que el canciller Schröder podría pensar en buscar otro sitio para ir de vacaciones.

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¿Cuántos alemanes habrá entre estos turistas en Pisa?Imagen: AP

Mucho de opereta de tercera categoría tiene el nuevo escándalo que pone a prueba la amistad ítalo-germana por estos días. Una amistad cimentada por décadas de intercambio cultural y por las legiones de turistas alemanes que año tras año eligen a la península itálica para pasar sus vacaciones, en busca del proverbial "sole mío". Justamente esos veraneantes fueron burdamente denostados nada menos que por el secretario de Turismo de Italia, Stefano Stefani, en el periódico de su partido, la Liga Norte.

"Conocenos a los alemanes"

Staatssekretär im italienischen Wirtschaftsministerium Stefano Stefani
Stefano Stefani, secretario de Turismo de Italia.Imagen: AP

En el artículo en cuestión, titulado "Conocemos a los alemanes", Stefani no se mostró en absoluto galante. Por el contrario, no escatimó en ofensas, calificando a los germanos de "amorfos supernacionalistas rubios", ebrios de arrogancia, "que invaden estrepitosamente nuestras playas". No vale la pena reproducir la larga serie de epítetos peyorativos expresados por el secretario que, además, recomendó a dichos visitantes someterse a un test de inteligencia.

Sus insólitas declaraciones cayeron como una bomba en Berlín, ya sensibilizado por los deslices verbales del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien la semana anterior ofendió a un eurodiputado alemán diciendo que sería ideal para hacer el papel de capo en una película sobre los campos de concentración nazi. El malestar diplomático apenas comenzaba a disiparse tras una serie de disculpas a medias del jefe de gobierno, cuando se produjo este nuevo incidente.

Vacaciones en suspenso

Gerhard Schröder tiene paciencia y otros problemas más urgentes que atender, pero no pudo sino acusar el golpe bajo contra sus compatriotas. Asiduo visitante de la región de la Toscana, al igual que muchos de sus correligionarios socialdemócratas, el canciller anunció pues que podría cambiar este año su lugar de veraneo si no se ofrecían las disculpas de rigor. Éstas llegaron raudas, pero de parte del ministro de Relaciones Exteriores italiano, Franco Fratinni. También el superior de Stefani, el ministro de Industria, Antonio Marzano, hizo lo propio, asegurando que sus expresiones no reflejaban "de ningún modo la opinión del gobierno". No obstante, el causante del alboroto asegura no tener motivos para pedir perdón, ya que no se había referido a la totalidad de los alemanes sino sólo a una parte.

Gerhard Schröder in Venedig Italien
El canciller Gerhard Schröder durante una visita a Venecia.Imagen: AP

¿Se acabó con ello la opereta? Quien sabe... De seguro las relaciones entre Roma y Berlín son lo bastante sólidas como para superar este mal rato. Sin embargo, en la medida en que se repitan desaguisados de esta índole, sin duda la imagen del gobierno italiano sufrirá mella en Alemania. En el papel protagónico que le confiere la presidencia semestral de la Unión Europea, sus dirigentes harían bien en medirse, comenzando por el primer ministro Berlusconi y siguiendo por las figuras de la nacionalista Liga Norte, como Stefani, quien parece olvidar que esos ruidosos turistas alemanes dejaron el año pasado 8 800 millones de euros en Italia.